© 2005 Santiago Rodríguez
© 2005 Asociación Urantia de España
(Este artículo es la segunda entrega de una serie de tres)
Ahora nos hacemos conscientes de que en el progreso de la ciencia nos basamos en ideas que generamos y luego comprobamos, pero en el progreso de la comprensión de la realidad espiritual nos encontramos con un panorama diferente, como era de esperar: podemos generar ideas en las que basarnos pero las comprobaciones no son pertinentes de la misma manera; podemos basarnos en una lógica y en una coherencia pero inevitablemente hemos de recurrir a algo diferente: las ideas que nos permiten comenzar a conocer y entender el mundo espiritual han de provenir inevitablemente de la REVELACIÓN. Y es esta revelación la que nos proporcionará la conciencia de la Verdadera Realidad y será la confianza en Dios la que hará nacer la FE que a su vez nos dará la certeza de las realidades eternas que se postulan en la propia revelación.
La revelación ni ha sido ni es un hecho aislado, ha sido un fenómeno que como el hombre, ha sido progresivo acompañando a la evolución del ser humano y su capacidad para conocer y comprender nuevos conceptos, que nos dará la base para racionalizar y encontrar la lógica en la realidad espiritual. Será la aceptación de esta revelación la que nos permitirá crecer en «el conocimiento- experiencia »de la realidad espiritual.
Ahora bien, cada individuo es libre de, escuchadas las presuntas y diferentes opciones (porque yo estoy convencido que opciones puede haber muchas, pero la revelación es única), decidir en función de su intelecto y de su instinto interior cuál de ellas satisface de una forma más completa y correlaciona de mejor modo su conciencia y percepción de los dos aspectos de la realidad que es capaz de observar y de experimentar.
Por ello no podemos esperar que la revelación mostrada sea aceptada por todo el mundo ni en todas las épocas; es un bien que siempre parece haber seguido un patrón Es decir, se otorga a un grupo más o menos numeroso, y se pretende que el propio grupo, sin apropiarse de ella ni manipularla, sea capaz de extenderla como se extiende una mancha. Es decir, se conozca, se asuma y, más que de la forma de vivir, de la manera de enfrentarse a la vida de cada cual, haya otros seres que se «contagien» de la revelación, que siempre es liberadora, nunca opresora.
Por lo que mis preguntas del principio quedan respondidas: ¿por qué a unos nos entusiasma y a otros no? ¿Estamos dispuestos a vivir con lo que se deriva de la aceptación como Buena y Verdadera y Bella, de la Revelación que en el LU se vislumbra?
Yo personalmente encuentro que la REVELACIÓN que aparece en el LU colma de momento y con creces mis mejores expectativas, por lo que la acepto como buena y deseable. Por consiguiente ahora trataré de establecer el panorama que esta revelación me presenta.
Comentemos unos conceptos y veamos después cómo queda el panorama desarrollado:
Religión: Es el hecho de vivir la vida siendo consciente de la realidad espiritual, consciente de Dios, por lo que podemos decir que es el don supremo que tienen las personas, siendo la misión de la religión preparar al hombre para enfrentarse valientemente a las vicisitudes de la vida. De hecho la verdadera religión debe actuar, está viva. No hay religión verdadera sin una personalidad altamente activa. Tiene que ver con el sentimiento, la actuación y el vivir, no sólo con el pensar.
Bondad: Podemos definirla como el servicio y ayuda a nuestros semejantes.
Razón: Es la técnica utilizada en la comprensión de las ciencias, del hecho. Es el acto de reconocer las conclusiones obtenidas por la conciencia en lo que se refiere a la experiencia en el mundo físico de energía y de materia, incluyendo las relaciones con este mundo físico.
Fe: Es la técnica que utiliza el discernimiento religioso. Sólo puede ser instruida de forma precisa por la revelación. Es el acto de reconocer la validez de la conciencia espiritual (algo que no admite otra prueba mortal), y sólo puede ser robustecida y elevada por la experiencia mortal personal, siempre contando con la ayuda del fragmento de Dios que mora en nosotros. La Fe nace en el corazón humano cuando la conciencia moral comienza a comprender que los valores humanos se pueden transformar y pasarlos de lo material a lo espiritual, de lo humano a lo divino, del tiempo a la eternidad. Para poder comprender los caminos de la Fe hasta alcanzar el logro supremo (el conocer personalmente a Dios), ha de existir en el corazón humano un hambre de perfección.
Confianza: La Confianza en Dios, la confianza en la revelación, es la materia prima que vigorizará y hará crecer nuestra Fe. Es precisamente esa confianza inocente como la de un niño, la que asegura al hombre el ingreso en el reino del ascenso celestial, pero el progreso es nuestro deber y nuestra opción, dependiendo éste del ejercicio vigoroso de una Fe robusta y CONFIADA que debe conseguir el hombre adulto.
Verdad: Es una comprensión de las relaciones cósmicas, de los hechos del universo y de los valores espirituales. Luego es fácil deducir que siempre puede ir en aumento, por lo que difícilmente dispondremos de la Verdad Total, siempre dispondremos de un panorama más o menos incompleto.
Lógica: Se fundamenta en las dotes constitutivas de la mente de los seres humanos que además es capaz del reconocimiento innato de las cosas, de los significados y de los valores. Esa mente busca la verdad de la unidad de la Fe y de la Razón (dos aspectos de la realidad, una única realidad total).
Teología: Trata del contenido intelectual de la religión. Cuando la Teología domina la religión, la religión muere. Si la Teología domina, la religión ya no es vida sino doctrina.
Experiencia religiosa: ES el contenido espiritual de la religión.
Somos unos seres con conciencia de nuestro entorno material y espiritual, con conciencia de nuestro yo, con conciencia de otros «yo», con interés en perfeccionarnos, con interés de continuar después de la muerte física, con una mente capaz de razonar lógicamente. Confiamos en nuestro Dios y en la revelación que intuimos como bella, buena y coherente.
Como talleres de trabajo sobre la realidad disponemos de la Ciencia y de la Fe, y desarrollaremos la Filosofía como integradora y armonizadora de los dos aspectos de la realidad (material y espiritual); además de la ayuda exterior proporcionada por la Revelación.
Sabemos que estos talleres están articulados por un pensamiento lógico y coherente. Sospechamos, y además se nos revela, que en el estado mortal nada puede ser probado de forma absoluta, por lo que tanto la ciencia como la religión y la filosofía están basadas en unas suposiciones o postulados iniciales:
Ciencia: supone la realidad de tres cosas: la materiaenergía, el movimiento y la vida. El conocimiento se funda en la suposición inherente de que la razón es válida, de que el universo puede ser comprendido.
Religión: Supone la validez de la mente, el espíritu y el universo como un todo. Basada en la verdad de la experiencia espiritual personal, fundada en la suposición inherente de que la Fe es válida, esto es, de que Dios puede ser conocido y alcanzado.
Filosofía: La posibilidad de la comprensión coordinada se basa precisamente en la suposición inherente de que la sabiduría es válida, es decir, de que el universo material puede coordinarse con el espiritual.
¿Cómo afectan estos «talleres» a la vida y a la relación entre las personas? - La Ciencia intenta vanamente crear la hermandad de los hombres, basada en la unidad de la cultura. El Conocimiento produce orgullo en la personalidad que lo posee
Para el trabajo en los talleres antes descritos, los hombres tenemos unas herramientas que son los logros más elevados del hombre:
La razón: nos permite trabajar fundamentalmente en el taller de los hechos.
La sabiduría: nos permite ahondar en el mundo de la Verdad y de las relaciones.
La Fe: nos permite explorar la divinidad y las experiencias espirituales.
Y además poseemos un extraordinario integrador de conocimientos, que es capaz de correlacionar ideas, y de elaborar conceptos: nuestra MENTE.
Tenemos algo que es un don: La Personalidad, lo que permanece inmutable a pesar de todo el crecimiento y evolución que nos acompaña, y es propio y específico para cada uno de nosotros. Es un regalo del Padre Universal.
Tenemos de momento un cuerpo material, o vehículo electroquímico de vida que soporta lo que nos constituye siendo parte de nosotros mismos.
Tenemos otro don del Espíritu Infinito que es la Mente, que nos permitirá ser parte activa de la realidad. Y, por supuesto, ser conscientes de que poseemos y utilizamos nuestro libre albedrío.
Tenemos un don divino espiritual (el Ajustador) que es un fragmento del propio Padre Universal, que reside en nosotros, en nuestra mente. Está llamado a ser parte de nosotros mismos en un futuro. La Mente material y el ente espiritual (Ajustador) que mora en nosotros, a medida que hacemos la voluntad del Padre y que vivimos experiencias religiosas, comienzan a traer a la existencia algo que no es ni material ni espiritual: EL ALMA de naturaleza nueva (morontial) que es, junto con la personalidad, lo que está destinado a la supervivencia.
E1 Ajustador es la prueba de la realidad espiritual, pero la validez de esta presencia no es demostrable en el mundo exterior. La conciencia que podemos tener del Ajustador se basa en la recepción intelectual de la Verdad, la percepción supermental de la bondad, y la motivación que induce a la personalidad al amor.
Es trascendental darse cuenta de que algo que nos parece tan importante como la Mente no es más que una herramienta que sirve de morada al Ajustador, que nos permitirá evolucionar y crecer, y junto con él, nos desarrollará algo que sí será eterno: el ALMA. Esta Mente mortal, como su nombre indica, desaparecerá con nuestro cuerpo, y será «sustituida» por una segunda Mente después de la resurrección. Al ser un don, creo que es nuestra obligación hacerla trabajar y ponerla a disposición no sólo de nuestros intereses particulares, sino también de los intereses de nuestros hermanos, que seguro serán los intereses del Padre.
Reconocemos una única realidad o Verdadera Realidad, formada por dos caras disimilares (dos talleres de trabajo): La Realidad Material y la Realidad Espiritual.
Reconocemos la posibilidad de tener experiencias que nos permitirán progresar, muchas experiencias las escogemos nosotros mismos puesto que serán resultado de nuestras propias decisiones Disponemos de las herramientas mencionadas, que utilizadas por nuestra mente nos permiten laborar en los talleres, y todo porque tenemos un propósito, un destino, que nosotros mismos escogemos día a día, en función de nuestro trabajo en los dos talleres, destino que a largo plazo es el mismo y único para todos los seres humanos, pero nosotros elegimos el camino que hasta Él nos conduce por lo que aunque todos lleguemos al mismo sitio, sospecho que nos acompañará un bagaje determinado que sí será diferente para cada uno de nosotros, pues dependerá de las acciones-decisiones que hayamos ido escogiendo; o bien tenemos en nuestras manos la elección suprema: podemos elegir apearnos, renunciar y dejarlo todo en el momento que deseemos, dejar de existir en cualquier momento.
Démosle un vistazo a los talleres, y veamos cómo son y cómo trabajamos con ellos:
Recordemos que, ante todo, nuestro conocimiento y capacidad de interpretación y por consiguiente nuestras conclusiones seguramente cambiarán a lo largo de los siglos a nivel de grupo, incluso de los años a nivel particular de cada individuo. Somos seres en evolución…
No olvidemos que «HAY QUE CONOCER LAS COSAS HUMANAS PARA PODERLAS AMAR, PERO LAS COSAS DIVINAS HAY QUE AMARLAS PRIMERO PARA DESPUÉS PODERLAS CONOCER».
(Fin de la segunda parte)