© 1959 William S. Sadler
© 1961 Fundación Urantia
«Dios es amor»; por lo tanto su actitud personal única hacia los asuntos del universo es siempre una reacción de afecto divino. El Padre nos ama lo suficiente para otorgarnos su vida. «Hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos». LU 2:5.1 1 Jn 4:8.
«Todo amor verdadero viene de Dios, y el hombre recibe el afecto divino así como él mismo dona su amor a sus semejantes. El amor es dinámico. No puede ser apresado jamás; está vivo, libre, conmovedor y siempre en movimiento. El hombre no puede tomar jamás el amor del Padre y aprisionarlo en su corazón. El amor del Padre puede llegar a ser real para el hombre mortal sólo al pasar a través de la personalidad del hombre cuando a su vez dona ese amor a sus semejantes.» LU 117:6.10
«El gran circuito del amor viene del Padre, a través de los hijos a los hermanos y de ahí al Supremo. El amor del Padre aparece en la personalidad mortal por ministerio del Ajustador residente. Este hijo que conoce a Dios revela este amor a sus hermanos universales, y este afecto fraternal es la esencia del amor del Supremo.» LU 117:6.10
«La justicia suprema puede actuar instantáneamente cuando no está frenada por la misericordia divina. Pero el ministerio de la misericordia a los hijos del tiempo y el espacio siempre provee esta demora temporal, este intervalo de salvación entre la labranza y la cosecha. Si la semilla es buena, este intervalo provee la prueba y el fortalecimiento del carácter; si la semilla es mala, esta demora misericordiosa provee tiempo para el arrepentimiento y la rectificación. Esta demora temporal en el juicio y la ejecución de los que hacen el mal es inherente en el ministerio de misericordia de los siete superuniversos. Este refrenamiento de la justicia por la misericordia prueba que Dios es amor, y que este Dios de amor domina los universos y controla con misericordia el destino y juicio de todas sus criaturas.» LU 54:4.6
«El hombre no podría amar altruistica y espiritualmente si no viviera en su mente un amante divino. El hombre no podría comprender verdaderamente la unidad del universo si no viviera en su mente un intérprete. No podría estimar los valores morales y reconocer los significados espirituales si no viviera en su mente un evaluador. Y este amante surge de la fuente misma del amor infinito; este intérprete es parte de la Unidad Universal; este evaluador es el hijo del Centro y Fuente de todos los valores absolutos de la realidad divina y eterna.» LU 196:3.16
«El amor es el secreto de la asociación beneficiosa entre las personalidades. No es posible conocer realmente a una persona como resultado de un solo encuentro. No es posible conocer apreciativamente la música a través de la deducción matemática, aunque la música sea una forma de ritmo matemático. El número asignado a un abonado al sistema de teléfonos no identifica de ninguna manera la personalidad de ese abonado ni significa nada respecto de su carácter.» LU 12:9.2
«El concepto de la verdad podría ser abrigado tal vez aparte de la personalidad, el concepto de belleza puede existir sin personalidad, pero el concepto de bondad divina es comprensible sólo en relación con la personalidad. Tan sólo una persona puede amar y ser amada. Incluso la belleza y la verdad estarían divorciadas de la esperanza de supervivencia si no fueran atributos de un Dios personal, un Padre amante.» LU 1:7.3
«Sin embargo, el Padre como persona puede en cualquier momento interponer una mano paterna en la corriente de los acontecimientos cósmicos, todo de acuerdo con la voluntad de Dios y en consonancia con la sabiduría de Dios y motivado por el amor de Dios.» LU 118:10.6
«The Hebrews based their religion on goodness; the Greeks on beauty; both religions sought truth. Jesus revealed a God of love, and love is all-embracing of truth, beauty, and goodness.» LU 5:4.6
«Micael, un creador, reveló el amor divino del Padre Creador para sus hijos terrestres. Y habiendo descubierto y recibido este afecto divino, el hombre puede aspirar a revelar este amor a sus hermanos en la carne. Este afecto de la criatura es un reflejo auténtico del amor del Supremo." LU 117:1.8
«Aunque muchos de los rituales del templo conmovieron vivamente su sentido de lo bello y lo simbólico, la explicación del verdadero significado de estas ceremonias que le daban sus padres respondiendo a sus muchas preguntas curiosas le desilusionaba una y otra vez. Jesús simplemente no podía aceptar las explicaciones de culto y devoción religiosa basadas en la idea de la ira de Dios o de la cólera del Todopoderoso. Después de la visita al templo, mientras seguían conversando sobre estos asuntos, su padre le insistía suavemente que se aviniera a aceptar las creencias ortodoxas judías; Jesús se volvió repentinamente hacia sus padres y, fijando la mirada llena de fervor en los ojos de su padre, le dijo: «Padre, no puede ser verdad —no es posible que el Padre celestial considere de este modo a sus hijos descarriados en la tierra. No es posible que el Padre celestial ame menos a sus hijos de lo que tú me amas a mí. Yo bien sé que tú nunca darías rienda suelta a tu cólera, derramando tu ira sobre mi cabeza, sean cuales fueran las necedades que yo pudiera cometer. Si tú, mi padre terrenal, posees ese reflejo humano de lo Divino, cuánto más lleno de bondad y rebosante de misericordia deberá ser el Padre celestial. Me niego a creer que mi Padre que está en los cielos me ame menos que mi padre que está en la tierra».» LU 125:0.6
«Vuestro planeta forma parte de un cosmos enorme; vosotros pertenecéis a una familia casi infinita de mundos, pero vuestra esfera es administrada con igual precisión y se fomenta con igual amor como si fuera el único mundo habitado en toda la existencia.» LU 15:14.9
«Vuestro mundo aislado no está olvidado por los consejeros del universo. Urantia no es un huérfano cósmico, manchado por el pecado y separado del cuidado divino por la rebelión. Desde Uversa hasta Salvington y hasta Jerusem, aun en Havona y en el Paraíso, todos saben que nosotros estamos aquí; y vosotros los mortales que habitáis ahora en Urantia sois tan tiernamente amados y tan fielmente cuidados como si esta esfera no hubiese sido traicionada jamás por el Príncipe Planetario infiel, y más aun. Es eternamente verdad: «El Padre mismo os ama».» LU 114:7.17 Jn 16:27.
«El amor del Padre individualiza absolutamente cada personalidad como un hijo único del Padre Universal, un hijo sin duplicado en el infinito, una criatura volitiva irremplazable en toda la eternidad. El amor del Padre glorifica a cada hijo de Dios, iluminando a cada miembro de la familia celestial, perfilando agudamente la naturaleza única de cada ser personal frente a los niveles impersonales que se hallan fuera del círculo fraterno del Padre de todos. El amor de Dios retrata vivamente el valor trascendente de cada criatura volitiva, inequívocamente revela el altísimo valor que el Padre Universal ha colocado sobre todos y cada uno de sus hijos, desde la más elevada personalidad creadora de estado paradisiaco hasta la personalidad más inferior de dignidad volitiva entre las tribus de los hombres salvajes en los albores de las especies humanas, en algún mundo evolutivo del tiempo y el espacio.» LU 12:7.9
«El amoroso Padre celestial, cuyo espíritu mora en sus hijos de la tierra, no es una personalidad dividida —una de justicia y otra de misericordia— ni tampoco se necesita de un mediador para asegurar el favor del Padre o su perdón. La rectitud divina no está dominada por una estricta justicia retributiva; Dios el padre trasciende a Dios el juez.»LU 2:6.6
«El amor del Padre está con nosotros ahora y a través del círculo sin fin de las edades eternas. Al ponderar sobre la naturaleza amante de Dios, sólo hay una reacción razonable y natural de la personalidad: amar cada vez más a vuestro Hacedor; otorgar a Dios un afecto análogo al de un niño para con su padre terrenal; porque como un padre, un verdadero padre, un padre sincero, ama a sus hijos, así ama el Padre Universal y por siempre procura el bienestar de sus hijos e hijas creados.» LU 2:5.9
««Aunque mi Padre es un Dios de amor que se regocija en la práctica de la misericordia, no creáis que será cosa fácil y monótona servir al reino. La ascensión al Paraíso es la aventura suprema de todos los tiempos, el duro logro de la eternidad. El servicio del reino sobre la tierra requerirá toda la virilidad valerosa que podáis reunir vosotros y vuestros asociados. Muchos de vosotros seréis matados por vuestra lealtad al evangelio de este reino. Es fácil morir en el frente de batalla física, cuando la presencia de vuestros compañeros de lucha fortalece la valentía, pero se necesita una forma más elevada y profunda de valentía y devoción humanas para dar la vida a solas y con serenidad, por el amor de una verdad albergada en vuestro corazón mortal.
««Puede que hoy se burlen los incrédulos porque predicáis un evangelio de no resistencia y vivís una vida sin violencia, pero vosotros sois los primeros voluntarios de una larga línea de creyentes sinceros en este evangelio del reino, que sorprenderán a toda la humanidad por su devoción heroica a estas enseñanzas. Nunca ningún ejército en el mundo ha demostrado nunca más coraje y valor que el que manifestaréis vosotros y vuestros leales sucesores cuando salgáis al mundo para proclamar la buena nueva —la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres. La valentía física es la forma más baja de coraje. La valentía de la mente es un tipo más alto de coraje humano, pero el más elevado y supremo consiste en la lealtad sin compromiso a las convicciones esclarecidas de las realidades profundas del espíritu. Este coraje constituye el heroísmo del hombre que conoce a Dios. Y todos vosotros conocéis a Dios; sois, en toda verdad, los asociados personales del Hijo del Hombre».» LU 143:1.6
«Desde el Sermón del monte hasta el discurso de la Última cena, Jesús enseñó a sus seguidores a manifestar amor paterno en vez de amor fraterno. El amor fraterno significa amar al prójimo como a uno mismo, y esto sería el cumplimiento adecuado de la «regla de oro». Pero el afecto paterno requiere que ames a tus semejantes como Jesús te ama a ti.» LU 140:5.1
«Jesús ama a la humanidad con un afecto dual. Vivió sobre la tierra como una personalidad dual: humana y divina. Como Hijo de Dios, ama al hombre con un amor paterno —es el Creador del hombre, su Padre en el universo. Como Hijo del Hombre, Jesús ama a los mortales como a un hermano —fue realmente un hombre entre los hombres.» LU 140:5.2
««Cuando un hombre sabio comprende los impulsos interiores de sus semejantes, los amará. Y cuando amáis a vuestro hermano, ya le habéis perdonado. Esta capacidad de comprender la naturaleza humana y olvidar sus errores aparentes es deiforme. Si sois padres sabios, de esta manera amaréis y comprenderéis a vuestros hijos, aun les perdonaréis cuando una falta de comprensión pasajera os pueda aparentemente haber separado. El hijo, siendo inmaduro y faltándole la comprensión más plena de la profundidad de la relación hijo-padre, debe frecuentemente experimentar una sensación de separación culpable de la aprobación plena del padre, pero el verdadero padre no tiene nunca conciencia de una separación semejante. El pecado es una experiencia de la conciencia de la criatura; no es parte de la conciencia de Dios.» LU 174:1.4
«Dios el Padre trata con el hombre su hijo a partir de la base, no de su virtud o valor real, sino en reconocimiento de la motivación del hijo —el propósito e intento de la criatura. Esta relación es una asociación de padre e hijo y está activada por el amor divino.»LU 103:4.5
««El ‘temor al Señor’ ha tenido significados diferentes a través de las épocas, partiendo del temor, pasando por la angustia y el terror, hasta llegar al respeto y a la reverencia. Ahora quiero llevaros de la reverencia, a través del reconocimiento, la comprensión y la apreciación, al amor. Cuando el hombre reconoce sólo las obras de Dios, tiende a temer al Supremo; pero cuando el hombre comienza a comprender y a experimentar la personalidad y carácter del Dios vivo, es conducido cada vez más al amor de un Padre tan bueno y perfecto, tan universal y eterno. Es este cambio de la relación del hombre con Dios el que constituye la misión del Hijo del Hombre en la tierra.» LU 149:6.3 Pr 1:7; 9:10. Sal 111:10. Job 28:28.
««Vuestros antepasados temían a Dios porque era poderoso y misterioso. Vosotros lo adoraréis porque es magnífico en su amor, pletórico en su misericordia, y glorioso en su verdad. El poder de Dios engendra temor en el corazón del hombre, pero la nobleza y la rectitud de su personalidad originan reverencia, amor y adoración voluntariosa. Un hijo cumplido y afectuoso no teme ni tiene terror de un padre aunque éste sea poderoso y noble.» LU 149:6.5
«He venido al mundo para poner amor en el lugar del temor, gozo en el lugar de la pena, confianza en el lugar del terror, servicio amante y adoración apreciativa en lugar de esclavitud encadenada y ceremonias sin significado. Pero aún es verdad para los que se sientan en las tinieblas que ‘el temor al Señor es el comienzo de la sabiduría’. Sin embargo, cuando la luz haya llegado aún más, los hijos de Dios serán conducidos a alabar al Infinito por lo que él es en vez de temerlo por lo que él hace.» LU 149:6.5 Sal 111:10.
««Se os ha enseñado que vosotros debéis ‘temer a Dios y guarda sus mandamientos, porque ése es el todo deber del hombre‘. Pero yo he venido para daros un nuevo mandamiento aún más alto. Quiero enseñaros a ‘amar a Dios y aprender a hacer su voluntad, porque ése es el privilegio más elevado de los hijos liberados de Dios’. A vuestros padres se enseñó a ‘temer a Dios —el Rey Todopoderoso‘, yo os enseño ‘a amar a Dios —el Padre todomisericordioso’.» LU 149:6.7 Ec 12:13.
«El amor, el altruismo, debe someterse a una interpretación constante y viva de readaptación de las relaciones de acuerdo con la guía del Espíritu de la Verdad. El amor debe así captar los conceptos constantemente cambiantes y ampliados del más alto bien cósmico del individuo que es amado. Luego el amor continúa con esta misma actitud relativa a todos los demás individuos que pudieran posiblemente ser influidos por la relación creciente y viva del amor por parte de un mortal conducido por el espíritu, hacia otros ciudadanos del universo. Y toda esta adaptación viviente del amor debe ser efectuada a la luz tanto del medio ambiente del mal presente como de la meta eterna de la perfección del destino divino.» LU 180:5.10
«Los dones de Dios —su dote de realidad— no son divorcios de sí mismo; él no aliena a la creación de sí mismo, pero ha establecido tensiones en las creaciones que circundan al Paraíso. Dios primero ama al hombre y le confiere el potencial de la inmortalidad —la realidad eterna. Y a medida que el hombre ama a Dios, se vuelve el hombre eterno en actualidad. Y he aquí el misterio: cuánto más estrechamente se acerque el hombre a Dios a través del amor, tanto más grande será la realidad —actualidad— de ese hombre. Cuánto más se aleja el hombre de Dios, más se acercará a la no realidad —a la cesación de la existencia. Cuando el hombre consagra su voluntad a hacer la voluntad del Padre, cuando el hombre da a Dios todo lo que tiene. Dios hace que ese hombre sea más de lo que es.» LU 117:4.14
«El hombre no puede desencadenar el crecimiento, pero sí puede proveer las condiciones favorables. El crecimiento es siempre inconsciente, sea éste físico, intelectual o espiritual. El amor así crece; no puede ser creado, manufacturado ni comprado; debe crecer. La evolución es una técnica cósmica de crecimiento. El crecimiento social no puede asegurarse mediante la legislación, y el crecimiento moral no se obtiene por una administración mejorada. El hombre puede fabricar una máquina, pero su verdadero valor debe derivarse de la cultura humana y de la apreciación personal. La única contribución del hombre al crecimiento es la movilización de los poderes totales de su personalidad —la fe viviente.» LU 100:3.7
«La marcha incesante y expansiva de las fuerzas creadoras Paradisiacas a través del espacio parece presagiar el dominio en constante ampliación de la atracción gravitacionaria del Padre Universal y la multiplicación sin fin de los distintos tipos de criaturas inteligentes que son capaces de amar a Dios y ser amadas por él y que, al volverse así conocedoras de Dios, pueden elegir ser como él, pueden elegir alcanzar el Paraíso y encontrar a Dios.» LU 56:9.13
«La conciencia social altruista debe ser, de base, una conciencia religiosa si ha de ser objetiva; si no lo es, es una abstracción filosófica puramente subjetiva y por lo tanto carente de amor. Sólo el individuo que conoce a Dios puede amar a otra persona como se ama a sí mismo.» LU 16:9.8
««Yo os digo: amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen y orad por los que os ultrajan. Y todo lo que vosotros creáis que haría yo para los hombres, hacedlo vosotros.»» LU 140:3.15 Mt 5:44. Lc 6:27,28,35.
«A lo largo de las vicisitudes de la vida, recordad siempre que debéis amaros unos a los otros. No luchéis con los hombres, ni siquiera con los incrédulos. Manifestad misericordia aun a los que con desprecio os insultan. Mostrad que sois ciudadanos leales, artesanos nobles, vecinos dignos de encomio, parientes devotos, padres comprensivos y creyentes sinceros en la hermandad del reino del Padre. Y mi espíritu estará sobre vosotros, ahora y aun hasta el fin del mundo.» LU 178:1.17
«No puedes realmente amar a tus semejantes por un simple acto de tu voluntad. El amor tan sólo nace de la comprensión completa de las motivaciones y sentimientos de tus semejantes. No es tan importante amar a todos los hombres hoy como lo es que cada día aprendes a amar aún a uno más entre los seres humanos. Si cada día o cada semana consigues comprender a uno más de entre tus semejantes, y si éste es el límite de tu habilidad, estás entonces ciertamente socializando y verdaderamente espiritualizando tu personalidad. El amor es contagioso, y cuando la devoción humana es inteligente y sabia, el amor es más contagioso que el odio. Pero tan sólo el amor genuino y altruista es verdaderamente contagioso. Si cada mortal pudiese volverse tan sólo el objeto de un afecto dinámico, este virus benigno del amor llenaría muy pronto la corriente sentimental de emoción de la humanidad hasta tal punto que toda civilización estaría comprendida por el amor y ésa sería la realización de la hermandad del hombre.» LU 100:4.6
«Si tan sólo aprendéis a amar a los que os aman, estaréis destinados a vivir una vida limitada y mezquina. Por cierto, el amor humano puede ser recíproco, pero el amor divino, en toda su busca de la satisfacción, se dirige hacia afuera. Cuanto menos amor haya en la naturaleza de una criatura, más grande será su necesidad de amor y más tratará el amor divino de satisfacer esa necesidad. El amor no es jamás egoísta, y no puede ser autorregalado. El amor divino no puede ser autocontenido; debe ser donado generosamente.» LU 156:5.11
«El científico que investiga los hechos concibe a Dios como la Primera Causa, un Dios de fuerza. El artista emotivo ve a Dios como el ideal de la belleza, un Dios de la estética. El filósofo razonador a veces tiende a proponer un Dios de unidad universal, incluso una Deidad panteísta. El religioso de fe cree en un Dios que fomenta la supervivencia, el Padre que está en los cielos, el Dios de amor.» LU 5:5.3
«El religionista que alcanza logro filosófico tiene fe en un Dios personal de salvación personal, algo más que una realidad, un valor, un nivel de alcance, un proceso exaltado, una trasmutación, lo último del tiempo-espacio, una idealización, la personalización de la energía, la entidad de la gravedad, una proyección humana, la idealización del yo, el solevantamiento de la naturaleza, la tendencia a la bondad, el impulso hacia adelante de la evolución o una hipótesis sublime. El religionista tiene fe en un Dios de amor. El amor es la esencia de la religión y la fuente de una civilización superior.» LU 102:6.3
«El hombre mortal no puede de ninguna manera conocer la infinitud del Padre celestial. La mente finita no puede pensar a través de semejante verdad o hecho absoluto. Pero este mismo ser humano finito puede realmente sentir — literalmente experimentar— el impacto pleno y no disminuido de ese AMOR infinito del Padre. En verdad se puede experimentar ese amor, aunque la calidad de la experiencia es ilimitada, la cantidad de tal experiencia está estrictamente limitada por la capacidad humana de receptividad espiritual y por la capacidad asociada de devolverle el amor al Padre.» LU 3:4.6
«La apreciación finita de cualidades infinitas trasciende con mucho las capacidades lógicamente limitadas de la criatura, debido al hecho de que el hombre mortal está hecho a imagen de Dios —vive dentro de él un fragmento de la infinidad. Por consiguiente el más próximo y más querido acceso a Dios es a través del amor, porque Dios es amor. Y toda la tan singular relación es una experiencia real en la sociología cósmica, la relación Creador-criatura; el afecto de Padre a hijo.» LU 3:4.7
«Evitad la deshonestidad y la injusticia en todos vuestros esfuerzos por predicar la verdad y proclamar el evangelio. No busquéis un reconocimiento no ganado y no anheléis una simpatía que no merecéis. Amad, recibid libremente de las fuentes divinas y humanas sea cual fuere vuestro merecido, y amad libremente en retribución. Pero en todas las otras cosas relacionadas con el honor y la adulación, buscad tan sólo lo que honestamente os pertenece.» LU 156:5.19
«Jesús podía ayudar tanto a los hombres porque los amaba tan sinceramente. Verdaderamente amaba a todo hombre, a toda mujer y a todo niño. Podía ser un amigo tan leal debido a su notable discernimiento —sabía plenamente lo que había en el corazón y en la mente del hombre. Era un observador interesado y agudo. Era experto en la comprensión de la necesidad humana, sagaz en detectar los anhelos humanos.» LU 171:7.4
«Jesús no estaba nunca de prisa. Tenía tiempo para consolar a sus semejantes «al pasar», y siempre hacía que sus amigos se sintieran cómodos. Era un oyente encantador. Nunca era impertinente escudriñando las almas de sus asociados. Al consolar a la mente hambrienta y ministrar a las almas sedientas, los recipientes de su misericordia no sentían que se le estaban confesando sino más bien que estaban conferenciando con él. Tenían una confianza sin límites en él porque veían que él tenía tanta fe en ellos.
«No parecía tener nunca curiosidad por la gente, nunca manifestaba el deseo de dirigir, manejar o seguir a los hombres. Inspiraba una autoconfianza profunda y un robusto coraje en todos los que disfrutaban de una asociación con él. Cuando le sonreía a un hombre, ese mortal experimentaba mayor capacidad para solucionar sus muchos problemas.» LU 171:7.5 Mc 2:14. Jn 9:1.
«Jesús amaba tanto y tan sabiamente a los hombres que nunca titubeó en ser severo con ellos cuando la ocasión requería disciplina. Frecuentemente se disponía a ayudar a una persona, pidiéndole su ayuda. De esta manera estimulaba el interés, apelando a la mejor parte de la naturaleza humana.» LU 171:7.7
««Así como el Padre me ha amado, así os he amado yo. Vivid en mi amor aun como yo vivo en el amor del Padre. Si hacéis como yo os he enseñado, permaneceréis en mi amor así como yo he cumplido con la palabra del Padre y por siempre permanezco en su amor».» LU 180:2.2 Jn 15:9-10.
«En efecto, la rama existe para rendir frutos, y no puede hacer sino rendir uvas. Así, el verdadero creyente existe tan sólo para el propósito de rendir los frutos del espíritu: amar a los hombres como él mismo ha sido amado por Dios —que nos amemos los unos a los otros, así como Jesús nos ha amado a nosotros.» LU 180:2.5 Jn 13:34.
««Pero recuerda mi promesa: Cuando yo sea elevado, permaneceré con vosotros por una temporada antes de ir al Padre. Aun esta noche suplicaré al Padre para que fortalezca a cada uno de vosotros en preparación de lo que tan pronto deberéis atravesar. Yo os amo a todos con el mismo amor con que el Padre me ama a mí, y por lo tanto, así de ahora en adelante debéis amaros vosotros los unos a los otros, así como yo os he amado a vosotros».»LU 181:2.30 Jn 15:12.
«Jesús, por el poder de su amor personal por los hombres, pudo romper la garra del pecado y del mal. De esa manera liberó al hombre para que éste pudiera elegir los mejores caminos del vivir. Jesús ilustró una liberación del pasado que en sí misma prometía el triunfo del futuro. El perdón proveyó así la salvación. La belleza del amor divino, una vez que entra plenamente en el corazón humano, destruye para siempre el encanto del pecado y el poder del mal.» LU 188:5.3
«La cruz por siempre muestra que la actitud de Jesús hacia los pecadores no fue ni de condenar ni de condonar, sino más bien de salvación eterna y amante. Jesús es en verdad un salvador en el sentido de que su vida y su muerte atraen a los hombres a la bondad y a la sobrevivencia recta. Jesús ama tanto a los hombres que este amor despierta la respuesta amorosa en el corazón humano. El amor es verdaderamente contagioso y eternamente creativo. La muerte de Jesús en la cruz ejemplifica un amor que es lo suficientemente fuerte y divino como para perdonar el pecado y absorber toda maldad. Jesús reveló a este mundo una calidad más alta de rectitud que la justicia —el mero concepto técnico del bien y del mal. El amor divino no solamente perdona las faltas; las absorbe y realmente las destruye. El perdón del amor trasciende enteramente el perdón de la misericordia. La misericordia pone a un lado la culpa del mal; pero el amor destruye para siempre el pecado y toda debilidad que de él resulte. Jesús trajo a Urantia un nuevo método de vivir. Nos enseñó a no resistir al mal sino a encontrar a través de él la bondad que destruye al mal eficazmente. El perdón de Jesús no es condonar; es la salvación de la condenación. La salvación no le resta importancia a la falta; la enmienda. El verdadero amor no transige con el odio ni lo condena, sino lo destruye. El amor de Jesús no está nunca satisfecho con el simple perdón. El amor del Maestro implica rehabilitación, sobrevivencia eterna. Es totalmente propio hablar de salvación como redención, si con eso significáis esta rehabilitación eterna.» LU 188:5.2
«El ministerio del Hijo Eterno está dedicado a la revelación del Dios de amor ante el universo de los universos. Este Hijo divino no se ocupa de la innoble tarea de tratar de persuadir a su Padre indulgente a que ame a sus criaturas inferiores y sea misericordioso con los seres descarriados temporales. ¡Cuán erróneo imaginar al Hijo Eterno apelando ante el Padre Universal para que sea misericordioso para con sus criaturas inferiores en los mundos materiales del espacio! Tales conceptos de Dios son groseros y grotescos. Más bien deberíais daros cuenta de que todas las ministraciones misericordiosas de los Hijos de Dios son una revelación directa del corazón de amor universal e infinita compasión del Padre. El amor del Padre es el origen real y eterno de la misericordia del Hijo.» LU 6:3.4
«Es erróneo pensar de Dios que sea engatusado a amar a sus hijos por los sacrificios de sus Hijos o la intercesión de sus criaturas subordinadas, «porque el Padre mismo os ama». En respuesta a este afecto paterno Dios envía a los maravillosos Ajustadores para que habiten la mente de los hombres. El amor de Dios es universal; «Todo el que quiera puede acercarse». Él querría «que todos los hombres se salvaran al llegar a la posesión del conocimiento de la verdad». «No desea que ninguno perezca».
«Los Creadores son los primeros que intentan salvar al hombre de los desastrosos resultados de su tonta transgresión de las leyes divinas. El amor de Dios es por naturaleza un afecto paternal; por consiguiente a veces «nos disciplina por nuestro propio bien, para que podamos ser partícipes de su santidad». Incluso durante vuestras pruebas más duras, recordad que «en todas nuestras aflicciones él se aflige con nosotros».» LU 2:5.2 Jn 16:27. Hch 2:21. 1 Tim 2:4. 2 P 3:9. Heb 12:6,10. Is 63:9.
«La rectitud implica que Dios es la fuente de la ley moral del universo. La verdad muestra a Dios como revelador, como maestro. Pero el amor da y anhela afecto, busca comunión comprensiva tal como la que existe entre padre e hijo. La rectitud puede ser el pensamiento divino, pero el amor es la actitud del padre. La suposición errónea de que la rectitud de Dios era irreconciliable con el amor altruista del Padre celestial, presuponía una falta de unidad en la naturaleza de la Deidad y condujo directamente a la elaboración de la doctrina de la expiación, que es un asalto filosófico a la unidad y al libre albedrío de Dios.» LU 2:6.5
«El otorgamiento de un Hijo Paradisiaco a vuestro mundo era inherente a la situación de clausura de una era planetaria; era inescapable, y no fue hecho necesario para ganar el favor de Dios. Esta encarnación resultaba ser también el último acto personal de un Hijo Creador en la larga aventura de obtener la soberanía experiencial de su universo. ¡Qué distorsión del carácter infinito de Dios! esta doctrina de que su corazón paterno en toda su austera frialdad y dureza permanecía tan indiferente ante los infortunios y penas de sus criaturas, que sus tiernas misericordias no se derramaron sino cuando vio a su Hijo inocente sangrante y moribundo en la cruz de el Calvario!» LU 4:5.6
««La ira es una manifestación material que representa, de manera general, la medida del fracaso de la naturaleza espiritual en la tarea de ganar el control sobre las naturalezas intelectual y física combinadas. La ira indica vuestra falta de amor fraternal tolerante más vuestra falta de respeto propio y de autocontrol. La ira afecta la salud, envilece la mente, y limita al instructor espiritual del alma del hombre. ¿Acaso no habéis leído en las Escrituras que ‘la ira mata al tonto‘, y que el hombre ‘se destruye a sí mismo en su ira’? ¿Que ‘el que tarda en airarse es grande de entendimiento‘, mientras que ‘el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad’. Todos vosotros sabéis que ‘la blanda respuesta quita la ira‘, y que ‘las palabras ásperas hacen subir el furor’. ‘La cordura detiene el furor’ mientras que ‘como ciudad derribada y sin muro, es el hombre cuyo yo no tiene rienda‘. ‘Cruel es la ira, e impetuoso el furor’. ‘Los hombres iracundos levantan contiendas, y los furiosos multiplican sus errores‘. ‘No te apresures en tu espíritu, porque el enojo reposa en el seno de los necios’». Antes de terminar de hablar Jesús también dijo: «Dejad que vuestro corazón esté tan dominado por el amor, que el espíritu guía pueda con poca dificultad libraros de la tendencia a dejaros llevar por esas explosiones de ira animal que son inconsistentes con el estado de filiación divina.»» LU 149:4.2 Job 5:2; 18:4. Pr 14:29; 15:1; 19:11; 25:28; 27:4; 29:22. Ec 7:9.
«Cuando el hombre pierde de vista el amor de un Dios personal, el reino de Dios se convierte meramente en el reino del bien. Pese a la unidad infinita de la naturaleza divina, el amor es la característica dominante de todas las relaciones personales de Dios con sus criaturas.» LU 2:5.12
«Pero Jesús puso en guardia a sus apóstoles contra la tontería del hijo de Dios que cree poder aprovecharse del amor del Padre. Declaró que el Padre celestial no es un padre tontamente indulgente, condescendiente y débil, siempre listo a condonar el pecado y perdonar la imprudencia. Advirtió a sus oyentes que no aplicaran erróneamente sus descripciones explicativas de la relación entre el padre y el hijo; que no interpretaran a Dios como uno de esos padres excesivamente condescendientes y poco sabios que conspiran con los tontos de la tierra para ocultar la ruina moral de sus hijos imprudentes, y que de esta manera en forma cierta y directa contribuyen a la delincuencia y a la desmoralización temprana de sus propios vástagos. Dijo Jesús: «Mi Padre no condona indulgentemente esos actos y prácticas de sus hijos que son autodestructivos y suicidas para todo crecimiento moral y progreso espiritual. Esas prácticas pecaminosas son una abominación ante los ojos de Dios».» LU 147:5.9
««Job tenía razón en poner en tela de juicio la doctrina de que Dios aflige a los hijos para castigar a sus padres. Job estaba pronto a admitir que Dios es recto, pero anhelaba una revelación que pudiera satisfacer su alma sobre el carácter personal del Eterno. Y ésa es nuestra misión en la tierra. Ya no se negará a los mortales sufrientes el consuelo de conocer el amor de Dios y de comprender la misericordia del Padre en el cielo. Aunque el discurso de Dios expresado como un torbellino fue un concepto majestuoso para el día en que fue pronunciado, tú ya has aprendido que el Padre no se revela de ese modo, sino que más bien habla dentro del corazón humano con voz suave y baja, diciendo: ‘éste es el camino; andad por él’. ¿Acaso no comprendes que Dios reside dentro de ti?, ¡que se ha hecho como eres tú para que pueda hacerte como es él!»» LU 148:6.10
«El entendimiento religioso posee el poder de transformar la derrota en anhelos más altos y nuevas determinaciones. El amor es la motivación más alta que el hombre pueda utilizar en su ascensión en el universo. Pero el amor, si se lo despoja de la verdad, la belleza y la bondad, es tan sólo un sentimiento, una distorsión filosófica, una ilusión psíquica, una decepción espiritual. El amor debe ser siempre redefinido en los niveles sucesivos de progresión morontial y espiritual.» LU 196:3.29
«Pero la verdadera religión es amor vivo, una vida de servicio. La separación del religionista de mucho de lo que es puramente temporal y trivial no conduce nunca al aislamiento social y no debería destruir jamás el sentido del humor. La religión genuina no quita nada de la existencia humana, sino que agrega nuevos significados a la vida entera; genera nuevos tipos de entusiasmo, fervor y valentía. Aun es posible que engendre el espíritu del cruzado, que es más que peligroso si no está controlado por la visión espiritual y la devoción leal a las obligaciones sociales comunes de las lealtades humanas.» LU 100:6.5
«Para el hombre finito la verdad, la belleza, y la bondad abrazan la revelación plena de la realidad de divinidad. A medida que esta comprensión y amor de la Deidad encuentra expresión espiritual en la vida de los mortales que conocen a Dios, se producen los frutos de la divinidad: paz intelectual, progreso social, satisfacción moral, felicidad espiritual, y sabiduría cósmica. Los mortales avanzados en un mundo en la séptima etapa de luz y vida han aprendido que el amor es lo más grande en el universo —y saben que Dios es amor.
«El amor es el deseo de hacer el bien a los demás.» LU 56:10.20
««El amor del Espíritu» es real, como también lo son sus pesares; por tanto «no aflijáis al Espíritu de Dios». Sea que contemplemos al Espíritu Infinito como Deidad del Paraíso o como Espíritu Creador del universo local, hallamos que el Creador Conjunto no es sólo la Tercera Fuente y Centro sino también una persona divina. Esta personalidad divina también reacciona como persona ante el universo. El Espíritu os habla: «El que tenga oídos, que escuche lo que dice el Espíritu». «El Espíritu mismo intercede por vosotros». El Espíritu ejerce una influencia directa y personal sobre los seres creados, «porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios».» LU 8:6.4 Ef 4:30. Ap 13:9. Ro 8:26; 8:14.
«Dios el Padre ama a los hombres; Dios el Hijo sirve a los hombres; Dios el Espíritu inspira a los hijos del universo a la aventura siempre ascendente de encontrar a Dios el Padre por los caminos ordenados por Dios los Hijos a través del ministerio de la gracia de Dios el Espíritu.» LU 3:6.8
«Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios.» 1 Jn 4:16.
«El Padre mismo os quiere.» Jn 16:27.
«Con amor eterno te he amado.» Jer 31:3.
«Para repartir posesiones a los que me aman y para colmar sus tesoros.» Pr 8:21.
«¡Vivan seguros los que te aman!» Sal 122:6.
«Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios.» 1 Jn 3:1.
«Nosotros amamos, porque él nos amó primero.» 1 Jn 4:19.
«Aborrezcan el mal, amen el bien…tal vez el Señor…tenga piedad.» Amos 5:15.
«Tú amas, Señor, a los que odian el mal.» Sal 97:10.
«Porque el Señor reprende a los que ama.» Ap 3:19. (Pr 3:12.)
«Pues a quien ama el Señor, le corrige.» Heb 12:6.
«Y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.» Ro 5:5.
«Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de amor y de templanza.» 2 Tim 1:7.
«No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor.» 1 Jn 4:18.
«Dios ama al que da con alegría.» 2 Cor 9:7.
«El amor de Cristo nos apremia.» 2 Cor 5:14.
«Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.» Jn 3:16.
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.» Dt 6:5.
«Y amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas.» Mc 12:33.
«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.» Jn 14:15.
«Y en esto consiste el amor: en que vivamos conforme a sus mandamientos. Este es el mandamiento, como lo habéis oído desde el comienzo: que viváis en el amor.» 2 Jn 1:6.
«Que digan siempre los que desean tu victoria, «¡Qué grande es nuestro Dios!»» Sal 70:4.
«El amor es, por tanto, la ley en su plenitud.» Ro 13:10.
«Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios.» Ef 3:17,18.
«Siendo sinceros en el amor.» Ef 4:15.
«A quien amáis sin haberle visto.» 1 P 1:8.
«Pero quien guarda su palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha llegado a su plenitud.» 1 Jn 2:5.
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Mt 22:39.
«Amad a los hermanos, temed a Dios.» 1 P 2:17.
«Permaneced en el amor fraterno.» Heb 13:1.
«Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.» 1 Jn 4:7.
«En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.» Jn 13:35.
«Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado.» Jn 15:12. (Jn 13:34.)
«Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores.» Mt 5:44.
«El odio provoca altercados, pero el amor cubre todas las faltas.» Pr 10:12.
«En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí.» Gl 5:22.
«Ahora subsisten la fe, la esperanza y el amor, estos tres. Pero el mayor de todos ellos es el amor.» 1 Cor 13:13.
«Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.» 1 Jn 4:8.
«Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.» Jn 15:13.
«Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero.» 1 Tim 6:10.
«No améis al mundo ni lo que hay en el mundo.Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él.» 1 Jn 2:15.
NOTA: En muchos pasajes de la versión King James se traduce amor como «caridad». Prácticamente todos esos pasajes de «caridad» se han cambiado a «amor» en la versión revisada.
En su conjunto, la Biblia presenta el concepto griego del amor, y al hacerlo así reconoce cinco tipos: