Autor: William S. Sadler, Jr.
La Primera Era del Universo real es la era de Havona. Podríamos empezar lógicamente nuestro estudio del universo maestro en este punto, excepto por un pequeño tecnicismo: Havona nunca fue creado. Si esta afirmación parece irrazonable y aparece como si el eterno Havona hubiera sido creado en realidad, entonces plantearíamos una pregunta sin respuesta: «¿Cuándo?»
Más adelante encontraremos conveniente considerar Havona como una creación real, pero en este punto vamos a ser muy técnicos y clasificarla como precreación.
Volvamos por un momento al final de la Era Cero y hagamos inventario. Tenemos enlazados los tres Absolutos (de la Deidad, Incalificado y Universal); son las reservas infinitas que contienen todos los planes de futuro de Dios. Esto significa que son potenciales. A menudo se designan como los Absolutos de la Potencialidad.
¿Qué existía en forma de actuales? Hay solo tres actualidades: el Padre Universal, el Hijo Eterno y la Isla del Paraíso. En otras palabras: hay dos Deidades existenciales y una base física desde la cual pueden entrar en acción. Este inventario es muy importante para nuestro estudio, así que lo repetiremos: al final de la Era Cero hay dos Deidades existenciales, más una base de operaciones. Esa es toda la realidad actualizada que hay.
Trinitización en los albores de la Primera Era. Hemos usado un nuevo término, «trinitización», que deberíamos definir antes de continuar con el estudio:
Trinitización tiene un significado especial en los Documentos. Tal como lo empleamos aquí, significa un acto de creación «hecho solo una sola vez»: «trinitización limitada». Los compañeros de trinitización ponen en esta acción todo lo que tienen; crean un ser igual a ellos, y se unen de alguna manera. Este tipo de trinitización no puede repetirse (Vean el Apéndice VIII., § 2. Técnicas de trinitización.)
RESUMEN: UNA CLASIFICACIÓN TRIPLE DE LOS SIETE ABSOLUTOS DE LA INFINIDAD
- I. EL ORIGINAL ABSOLUTO. Puesto que vamos a dividir la realidad en actual y potencial, encontramos inmediatamente el problema de cómo clasificar a Dios mismo. Él lo empezó todo, así que (de alguna manera) él está antes de los Actuales y los Potenciales. Por esta razón, lo mejor sería situarle en una clase toda para él:
- (1) DIOS, EL PADRE UNIVERSAL. Es verdaderamente infinito; es la Fuente de todas las fuentes y el Centro de todos los centros; toda la realidad (y en especial la personalidad) procede de él.
- II. LOS ACTUALES ABSOLUTOS. A veces se les denomina Absolutos de actualidad. Están clasificados como «actuales» porque existen de hecho y completamente, y sus circuitos de gravedad universal controlan todo lo que es actual.
- (2) EL HIJO ETERNO. La Persona Absoluta, la fuente y centro de todas las cosas espirituales; la gravedad espiritual universal y absoluta está centrada en él.
- (3) LA ISLA DEL PARAÍSO. La Máquina Absoluta, la fuente y centro de las cosas físicas; es el centro de la gravedad material universal y absoluta.
- (4) EL ESPÍRITU INFINITO. El Dios de Acción, el Padre-Hijo en acción; la fuente y centro de la mente; la gravedad mental universal y absoluta está centrada en él.
- III. LOS POTENCIALES ABSOLUTOS. A veces se les denomina Absolutos de potencialidad. Se llaman «potenciales» porque son reservas sin límites. Proporcionan el «sitio» y el «material» del que todas las personas y universos pos-Havona han sido creados.
- (5) EL ABSOLUTO DE LA DEIDAD (CALIFICADO) Este es el potencial, la reserva de la que emergen todos los nuevos seres y otras realidades que son espirituales y divinas.
- (6) EL ABSOLUTO INCALIFICADO. Esta es la reserva de no deidad de la que emergen todas las energías físicas que están organizadas en los nuevos universos materiales: las nebulosas, estrellas y planetas del espacio.
- (7) EL ABSOLUTO UNIVERSAL. Este es el Absoluto que enlaza a los otros dos. Este Absoluto es una parte de la realidad que está clasificada como Deidad, y que tiene que ver con mantenerlo todo en equilibrio.
(Apéndice VII., Sec. 1. Las fuentes del crecimiento: original, actual y potencial.)
¿Qué es lo que termina en la Era Cero y comienza en la Primera Era? La acción que inicia la era de Havona es un acto de Deidad trinitizador por parte de las dos Deidades existenciales. Esto crea algunas adiciones inmediatas a, y cambios en, el inventario de la realidad actualizada:
En los albores de la Primera Era, tenemos los tres Absolutos de potencialidad, las Tres Personas de la Deidad, el Paraíso, el universo central y la Trinidad. Estas realidades son todas precreativas; ninguna de ellas ha tenido jamás un comienzo real; cada una es eterna: absolutamente eterna.
(En este momento, el Paraíso otorgó al Absoluto Incalificado el potencial de todos los universos físicos increados del futuro. En nuestras consideraciones previas del Absoluto Incalificado, asumimos que esto ha tenido lugar. Vean el Apéndice II., § 2. Relaciones del Paraíso con el Absoluto Incalificado.)
Hicimos inventario de lo que existía en el «crepúsculo» del cierre de la Era Cero, y sería buena idea repetir este proceso en los «albores» de la Primera Era. Al hacer este inventario, sería útil clasificar las Siete Realidades Absolutas (los Siete Absolutos de la Infinidad) bajo tres agrupaciones principales. Hay varias maneras en las que se puede hacer esta clasificación. La más útil e informativa parece ser la siguiente:
En el resumen precedente se ha hecho una clasificación así. Esta clasificación hace hincapié en cierta relación funcional que subyace a todo crecimiento y cambio. Todo lo de la creación (y evolución) pos-Havona de cosas y seres ha surgido a la existencia en presencia de lo original, mientras la realidad se ha transferido desde lo Potencial hasta lo Actual.
Este, pues, es un inventario de la realidad eterna (y existencial) La realidad en lo que respecta a los siete Absolutos de la Infinidad. Debemos tener en cuenta a la Trinidad del Paraíso y el universo central de Havona, que son también existenciales y eternos.
(Para referencias de los Documentos, vean el Apéndice VIII., § 1. Técnicas creativas, § 5. Técnicas evolutivas; Apéndice VII., § 1. Los mecanismos del crecimiento experiencial.)
¿Qué es una trinidad? Una trinidad es algo nuevo en nuestro estudio. Es deidad, pero no personalidad. Sabemos que la Trinidad del Paraíso es la Deidad: la unión del Padre, el Hijo y el Espíritu. Probablemente pensemos en la Trinidad sin mucho rigor, más o menos como tres personas que trabajan juntas pero que de ningún modo son tres personas. La Trinidad es algo real, en sí y por sí misma, algo que existe separado y aparte de las tres personas.
Podríamos pensar en la Trinidad como una empresa compuesta por las Tres Personas de la Deidad. Si le diéramos un nombre a esta empresa, podríamos llamarla «Deidad Indivisa, S.A.» Esta empresa tiene tres directores: el Padre, el Hijo y el Espíritu. Cuando se reúnen como directores eso es la empresa, y cuando actúan en este puesto eso es la función de la empresa: la Trinidad.
Cuando los tres directores se reúnen en persona, social o informalmente, esa es la reunión de las tres personalidades, no es la Trinidad. Uno, dos o los tres pueden gestionar sus asuntos (como personas) con la empresa, pero estarían gestionando sus asuntos como personas con la entidad legal de su propia empresa.
(Aquí, una vez más, deberíamos recordar que, aunque las Deidades ejercen continuamente como directores en la unión de la trinidad, al mismo tiempo están separados de la Trinidad y trabajan como personas, ya sea individual o conjuntamente. No van de una actividad a otra; hacen todas estas cosas al mismo tiempo y todo el tiempo. La Deidad Absoluta, incluso la Deidad Última, no están limitadas ni en el espacio ni en el tiempo)
Comparación de funciones
Podemos ver más claramente la diferencia entre deidad personal y trinidad si nos paramos a considerar las actitudes personales de las Deidades en contraste con su función colectiva en la Trinidad: el Padre tiene una actitud personal de amor hacia sus criaturas; el Hijo es la fuente de la misericordia, y la misericordia es amor aplicado; el Espíritu es el manantial del ministerio, y el ministerio es misericordia en acción. En contraste con todo esto, una de las funciones importantes de la Trinidad del Paraíso es la administración de la justicia; esta es la actitud colectiva e impersonal de las Deidades. La administración de la justicia es algo muy diferente a las actitudes personales de amor, misericordia y ministerio (vean el Apéndice X., § 2. La naturaleza de la Trinidad.)
¿Por qué es una trinidad? ¿Por qué no tener simplemente tres personas de la deidad que puedan trabajar juntas o no, según prefieran? En otras palabras: ¿por qué no tener simplemente una asociación? ¿Por qué molestarse con una empresa? ¿Por qué tener una trinidad?
Según parece, la Deidad es realmente indivisible. Puede haber una tríada mientras haya también unicidad. Al tener una trinidad, Dios puede mantener la unidad de la deidad (la unicidad) y al mismo tiempo disfrutar de la asociación con otros dos seres iguales (supongamos que Dios no tiene a nadie con quien hablar, nadie que le comprenda de verdad)
Parece probable que la Deidad sea tan indivisible que no pueda dividirse, y de hecho nunca lo fue en ningún momento del tiempo o de la eternidad. Vamos a considerar una serie de acontecimientos que se han agrupado bajo el título «La huida de Dios de la Infinidad». Sugerimos que todos estos acontecimientos tuvieron lugar al mismo «tiempo». En otras palabras: Dios pudo separarse de la Deidad Total (el Absoluto de la Deidad) únicamente al sustituir su presencia de la Deidad indivisa (pre-Padre) por la presencia de la Deidad indivisa de la Trinidad del Paraíso. A medida que elimina su presencia de la Deidad (pre-Padre), la sustituye con la presencia de la Trinidad. Mientras lo hace, se convierte también en el Padre del Hijo; y con el Hijo, la fuente de trinitización del Espíritu; y con el Hijo y el Espíritu se une en la Trinidad del Paraíso. (Vean el Apéndice VIII., § 2. Técnicas de trinitización, especialmente la discusión sobre «La trinitización original».)
La huida de Dios de la infinidad. Volvamos a nuestro estudio, cerca del principio, de vuelta a cuando Dios separa (califica) la Deidad de la no Deidad (lo incalificado) Al hacer esto está huyendo de una situación en la que él llena la realidad total: la infinidad. Comenzamos con la imagen de un círculo, apretado hasta formar un reloj de arena, y luego separamos los dos lóbulos para formar dos círculos, uno de los cuales tiene un punto dentro. Este círculo con el punto es nuestro símbolo para la Deidad, y el punto es el símbolo de la voluntad de Dios. En este punto de nuestro estudio, Dios llena en realidad todo el segundo círculo; llena la Deidad Total, él es la Deidad Total. Ha evitado llenar la realidad total, pero todavía está disperso por toda la Deidad Total. Cuando Dios se separa del Hijo y ambos producen el Espíritu, entonces:
Esta es la historia de una ruptura magnífica hacia la libertad. Dios comienza completamente solo y tan completamente infinito que le resulta difícil hacer cualquier cosa. Lo llena todo; no hay nada aparte de Dios, no hay lugar para nada excepto Dios, así que comienza a hacer sitio (una cosa es decir «en Dios todo está comprendido», y otra muy distinta decir «todas las cosas están comprendidas en Dios») Él se aleja de una parte de la realidad total, la infinidad, y la deja incalificada: el Absoluto Incalificado. Lo que se aleja es el Absoluto Calificado: la Deidad Total. Consigue retirarse, como persona, de la Deidad Total. Logra esta retirada al separarse de la Persona Absoluta que se convierte en el Hijo, luego se une con el Hijo al trinitizar el Espíritu, y finalmente consuma la unión-Deidad de los tres en la Trinidad del Paraíso. La unión de la Trinidad restaura la unidad original de la Deidad indivisa, como cuando Dios se convirtió en el Padre del Hijo Eterno. La Deidad permanece indivisa en la Trinidad, a pesar de que ahora hay Tres Personas de la Deidad.
La Trinidad del Paraíso permite a Dios liberarse personalmente de las limitaciones de ser absoluto e infinito, a la vez que retiene y mantiene la unidad absoluta de la Deidad. Como la Trinidad, las tres Deidades son todavía Una; y como Una, dominan todavía la Deidad Total. Y a través de la Deidad Total, todavía dominan y controlan la realidad (infinito) total. Solo en virtud de la Trinidad podía Dios disfrutar de la asociación de personalidad del Hijo y el Espíritu, mantener todavía la indivisibilidad absoluta de la Deidad, y retener el control real del funcionamiento de la Deidad Total y la realidad total.
(Para un análisis más detallado de la trinidad, y referencias a los Documentos, vean el Apéndice X., § 2. La naturaleza de la Trinidad; § 6. La gestalt de una Trinidad.)
La Trinidad del Paraíso como la tesis eterna. Cuando consideramos la Trinidad junto con el perfecto Havona, estamos contemplando la tesis existencial de la perfección. Havona es una expresión del potencial paradisíaco en actualidad. La Trinidad y las Deidades personales del Paraíso son la fuente del ideal divino de perfección que es la meta final de todo crecimiento evolutivo en todos los niveles subabsolutos (finito o absonito) Una vez más, nos encontramos con algunos términos que habría que definir:
La realidad finita es realidad del espacio-tiempo. Es el tipo de realidad con la que estamos familiarizados. La realidad finita pos-Havona es experiencial (no existencial) y esos finitos tienen un origen en el tiempo; pueden ser eterno-futuros, pero nunca eterno-pasados.
La realidad absonita es algo nuevo que se presenta en los Documentos. Es la «realidad intermedia» entre lo finito y lo absoluto. Esta realidad se denomina a veces «trascendental». Trasciende el espacio y el tiempo pero no los ignora (Vean el Apéndice XV., § 6. Los significados de la palabra «absonito»)
La realidad absoluta no tiene espacio ni tiempo. Los absolutos no son siquiera conscientes del espacio o del tiempo. Una buena ilustración de esto (respecto a la intemporalidad) es el Ajustador que residió en Jesús. El Ajustador afirmaba que era independiente del tiempo. LU 136:5.4 El nivel absoluto es eterno y existencial. Algunas realidades absolutas son también experienciales; el Absoluto de Deidad es una de ellas (existencial y experiencial)
La Trinidad del Paraíso actúa en los tres niveles de la realidad, y parece iniciar actividades en cada nivel. La Trinidad (y las Deidades) del Paraíso dan origen a esas personalidades que surgen en el espacio y el tiempo y que comienzan todo el proceso evolutivo. La administración del universo central y los superuniversos tiene su origen en la Trinidad.
Aunque el Padre y el Hijo producen la creación central en el Espíritu y a través de él, el resultado neto es que las tres Deidades son el origen de Havona. Esto hace del universo divino una «creación» con origen en la Trinidad.
El último artículo de nuestro inventario de las realidades existenciales y eternas es Havona, el universo central y divino. Havona es, con diferencia, la parte más interesante del universo maestro. Es único y muy difícil de clasificar (Vean el Apéndice I., § 1. La Primera Era del Universo; Apéndice VI., § 3. Paradojas del estatus de Havona.)
Al comienzo de este prólogo, consideramos el hecho paradójico de que en realidad el eterno Havona nunca fue creado. Aún así, para todos los efectos y propósitos prácticos, pensamos en la «creación» central, que funciona como una verdadera creación en el tiempo presente (en la Segunda Era) En la Primera Era, Havona estaba completamente solo, era un universo aislado; de hecho, estaba completamente aislado porque no había nada fuera de él excepto espacio vacío. En esos tiempos remotos no tenía relaciones externas, solo relaciones dentro de sí mismo y de su interior, hacia el Paraíso.
Havona es también difícil de clasificar en términos de los niveles de la realidad funcional; no es ni finito ni absonito (tampoco absoluto) Los seres existen y las cosas suceden en Havona en cada uno de estos tres niveles funcionales. Por ello es casi imposible colocar al universo central en una categoría específica. Es una creación que nunca fue creada; las criaturas que viven en Havona nunca fueron creadas. Es finito en el espacio, no más grande de lo que es; pero es mucho más que finito cuando consideramos lo que sucede en los asuntos de sus mil millones de mundos perfectos.
Hay siete mundos en cada uno de los circuitos del Padre, del Hijo y del Espíritu. Hay mil millones de mundos distribuidos en los siete circuitos planetarios. (Vean el Apéndice I., Sec. 1. La Primera Era del Universo.)
Havona realmente tiene algo de todo. Es el «universo modelo» que Dios creó, y probablemente tiene la capacidad de servir como creación modelo para todos los universos locales, para los siete superuniversos, para todo el universo maestro o para cualquier otra cosa que pueda desarrollarse más allá de la creación maestra.
Antes de dejar el estudio de la Primera Era, deberíamos considerar un grupo de seres bastante inusual: los Arquitectos del Universo Maestro. Estos seres no son creados, sino «existenciados». Esta es una nueva palabra que deberíamos definir:
Existenciado tiene un significado especial en los Documentos. Es una palabra que describe la manera en que alguien es traído a la existencia, como la palabra «creado», pero existenciado no significa creado. Sí que significa algún tipo de acto de iniciación pretemporal, precreativo o con estatus de eternidad. Estamos informados de que Dios, como persona, crea; como superpersona, existencia. Los seres absonitos, los Trascendentales, no están creados: están existenciados (Vean el Apéndice VIII., § 3.)
Estos Arquitectos Maestros «existenciados» están presentes en la Primera Era. Incluso existe la posibilidad de que estuvieran presentes antes de la Primera Era (Apéndice I., § 3. La Era Cero.), pero podemos estar bastante seguros de que están presentes y actúan en la Primera Era. Los Arquitectos Maestros no son finitos y tampoco absolutos: son seres absonitos, lo que es como decir que son trascendentales.
Los Arquitectos no son creadores y tampoco son criaturas. Parecen ser casi como programas vivos e inteligentes, o planes de arquitecto, del universo maestro, que personifican el plan de Dios para toda la creación maestra. Los Arquitectos comienzan su trabajo en las creaciones pos-Havona mucho antes de que nadie esté en el terreno de la acción, preparando el escenario temporal para nuevos desarrollos, y todo este trabajo está en marcha mucho antes de que los creadores y los administradores de estos universos pos-Havona hagan su aparición. Están organizados para servir en siete cuerpos, todos de acuerdo con los planes geográficos del cosmos, el plan del Paraíso y el universo maestro (la Isla Central y los seis niveles espaciales concéntricos)
(Vean el Apéndice III., «Niveles espaciales del universo maestro»; Apéndice XV., «Arquitectos Maestros y Trascendentales».)