Los amigos de Antar se sintieron muy preocupados por su partida y lo buscaron por todas partes; pero su tío estaba especialmente complacido, ya que le dejaba libre, como él pensaba, para disponer de Abla; y en consecuencia, ella está nuevamente comprometida con Amarah; el contrato se forma cuando el padre de Abla y Amarah se dan la mano. Pero el príncipe Malik, afligido por esta gran injusticia hacia su amigo ausente, jura que nunca permitirá que Amarah se case con Abla, mientras viva para frustrar sus malvados planes y los del sórdido y astuto padre de la doncella; y predice que el mal caerá sobre su hermano Shas por su participación en la infame transacción.
Cuando los Absianos llegaron al lago de Zatul-irsad, el Príncipe Shas con diez jinetes se adentró en el desierto en busca del antílope. Allí se encontraron con una tropa de guerreros liderada por Maisoor, hijo de Zeead, del clan de Hazrej, una rama de Harith, y la pequeña banda de Absianos fue asesinada, con la excepción de Shas, quien fue tomado prisionero y tratado bárbaramente por Maisoor, cuyo hermano el Príncipe había matado en el conflicto.
El príncipe Malik y los demás llegan sanos y salvos a las viviendas de su tribu, y el rey se indigna cuando se entera de que el noble Antar ha sido engañado de nuevo por el padre de Abla. Le reprende severamente por su conducta escandalosa y hace que Amarah sea azotada como castigo por casarse con Abla, cuando sabía que ella ya estaba comprometida con Antar y que su padre estaba en posesión de la rica dote que el héroe había traído de Irak. La ausencia del príncipe Shas causa gran inquietud al rey. Habiendo enviado jinetes al desierto en su búsqueda sin éxito, su aflicción aumenta, [256] y declara que si matan a Shas, cortará la cabeza de Amarah y colgará a Malik, el hijo de Carad, porque habían incitado a su hijo a actuar vilmente hacia Antar.
Mientras tanto, Shas está prisionero en la tierra de Harith, y diariamente es torturado por Maisoor, quien «lo encerró entre cuatro barras de hierro y colocó una guardia de esclavos sobre él; y siempre que salía lo pateaba, y siempre que entraba lo golpeaba con sus puños». El jefe del clan, sin embargo, al enterarse de este vergonzoso trato a un noble árabe, manda a buscar a Maisoor y le aconseja que relaje su severidad hacia su prisionero, lo que hace de esta manera: se apresura a regresar a Shas y le desata las manos, pero le ata los pies; luego le da patadas en el trasero y coloca un esclavo sobre él.