[p. 78]
A., 7; M., 12.—Dios (¡Exaltado sea!) dijo a Jesús (¡la paz sea con él!): «Oh hijo de María, exhortate a ti mismo, luego si te amonestan, exhorta a los hombres; de lo contrario, avergüénzate ante Mí».
A., 14; M., 15.—Se relata que Dios (¡Exaltado sea!) envió esta revelación a Jesús (¡La paz sea con él!): «Aunque me adoraras como la gente de los cielos y de la tierra y no tuvieras amor en Dios y odio en Dios, de nada te serviría».
A., 58.—Se dice que Dios (¡Exaltado sea!) reveló a Jesús (¡La paz sea con él!): «Cuando te conceda un favor, recíbelo con humildad y lo haré perfecto para ti».
A., 90; M., 69.—Dios reveló a Jesús (¡la paz sea con él!): «Cuando considero los pensamientos secretos de un adorador y no encuentro en él amor de este mundo o del próximo, lo lleno de amor por Mí y lo tomo bajo Mi cuidado».
A., 124.—Se nos dice acerca de Jesús (¡la paz sea con él!) entre las cosas que Dios [p. 79] (¡Exaltado sea!) le reveló [lo siguiente]: «¡Oh hijo de hombre, llora durante los días de tu vida como aquel que se despide del mundo y cuyo deseo se eleva a las cosas que están con Dios (¡Exaltado sea!). Confórmate con la mera subsistencia del mundo. Deja que lo que es grosero y áspero te satisfaga de ello. En verdad te digo, sólo eres tu día y tu hora. Lo que has recibido del mundo y en lo que lo has gastado está escrito acerca de ti. Así que trabaja de acuerdo con esto, porque eres responsable de ello. Si vieras lo que he prometido a los rectos, tu alma moriría».
A., 133.—Y se dice que está escrito en el Evangelio: «Oh hijo de hombre, acuérdate de Mí cuando estés enojado y Yo me acordaré de ti cuando esté enojado; y siéntete complacido con Mi ayuda para ti, porque Mi ayuda para ti es mejor que tu ayuda para ti mismo.»
A., 223.—Dios (¡Alabado sea!) dijo a Jesús: «En verdad, el mundo no es bueno excepto con trigo y cebada; por lo tanto, su deterioro no es bueno, porque son las partes más queridas de Mi creación para Mí. Oh Jesús, debes saber que la semilla tiene un honor que no se asemeja al honor de ninguna criatura, y estoy enojado con quien la estropea, así como estoy enojado con quien dice que soy el tercero de tres [con referencia a la doctrina de la Trinidad], o como estoy enojado con quien dice [p. 80] que soy pobre, o como estoy enojado con quien declara que he engendrado un hijo, hasta que renuncie a lo que ha hecho y se arrepienta del mal que ha cometido. Entonces lo perdono, porque soy el Perdonador de las ofensas».