XVIII. Esclavos de tus ojos brillantes son incluso aquellos | Página de portada | XX. Desde la calle de Fulano |
¿Qué borrachera es ésta? que me trae esperanza—
¿Quién era el copero y de dónde venía el vino?
Ese juglar cantando con voz plena divina,
¿Qué era lo que estaba pasando? Porque en medio de la cuerda tejida
De canción, me trajo palabra de mi Amigo a mi
establecido a su melodía
El viento mismo trajo alegría a Salomón;
La avefría voló desde el jardín de Sheba cerca,
Trayendo buenas noticias de su reina y rosa.
Toma tú la copa y vete donde los prados se extienden
La llanura, donde el pájaro con garganta melodiosa
Ha traído la nota más dulce de la primavera.
Bienvenida, oh rosa, y eglantina en toda regla!
Las violetas arrojan su alegría perfumada,
Jazmín respira pureza-arte dolorido
Como un capullo sin abrir, oh corazón mío?
El viento del amanecer que libera las flores cerradas
Trae sus aires cálidos a ti.
Saki, tu beso calmará mi amargo grito!
Alzad vuestras cabezas inclinadas por el dolor, todos los que lloráis,
El Sanador trae la copa de vino de la alegría—¡Oh, bebe profundamente!
Discípulo del Tabernero soy yo;
El piadoso El jeque puede prometer felicidad futura,
Él me trae donde está la alegría.
Las miradas codiciosas de una horda tártara
A mí me pareció amable—mi enemigo no me perdonó
Aunque una pobre túnica era todo lo que yo tenía.
Pero el Cielo sirvió a Hafiz, como esclavo a su señor,
Y cuando huyó por regiones desoladas,
El cielo lo trajo a tu puerta.
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