III. Viento del este, oh Avefría del día | Página de portada | V. ¡Oh, doncella turca de Shiraz! en tu mano |
DUERME en tus ojos, brillantes como flores de narciso,
Las caídas no en vano
Y no en vano tu cabello brilla con suavidad.
Ah, no en vano!
Antes de que la leche sobre tus labios estuviera seca,
Dije: “Labios donde está la sal del ingenio,
Dulces se mezclarán con tu burla,
Y no en vano!”
Tu boca la fuente donde fluyen las aguas de la vida,
Un pozo de lágrimas con hoyuelos se encuentra debajo,
Y la muerte está cerca de la vida, tus amantes lo saben,
Pero saber en vano!
Dios te envíe una gran cantidad de días felices
He aquí, no por su propia vida tu siervo ora;
El dardo del amor en tus cejas arqueadas el Arquero pone,
Ni dispara en vano.
¿Estás afligido por el dolor, por el dolor?
De ausencia, y es amargo el trabajo ¿Tu parte?
Tus lamentaciones y tus lágrimas, oh Corazón,
No son en vano
Anoche el viento de fuera de su pueblo sopló,
Y vagó por todos los callejones del jardín,
Oh rosa, rasgando tu túnica del pecho en dos;
No fue en vano!
Y Hafiz, aunque tu corazón dentro de ti muere,
Ocultando la agonía del amor de ojos curiosos,
Ah, no en vano tus lágrimas, no en vano tus suspiros,
No todo en vano!
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