1. Vio el relámpago en el oriente y anhelaba el oriente, pero si hubiera brillado en el occidente, habría anhelado el occidente.
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2. Mi deseo es para el relámpago y su resplandor, no para los lugares y la tierra.
3. El viento del este me contó de ellos una tradición transmitida sucesivamente de pensamientos distraídos, de mi pasión, de angustia, de mi tribulación,
4. Del arrebato, de mi razón, del anhelo, del ardor, de las lágrimas, de mi párpado, del fuego, de mi corazón,
5. Que ‘El que amas está entre tus costillas; los alientos lo sacuden de un lado a otro’.
6. Dije al viento del este: 'Llévale un mensaje y dile que él es el que enciende el fuego dentro de mi corazón.
7. Si se apaga, entonces unión eterna, y si arde, entonces no hay culpa para el amante!
1. Se refiere a la visión de Dios en las cosas creadas, es decir, la manifestación en las formas, y esto le hace aferrarse a los fenómenos, porque la manifestación aparece en ellos.
‘El este’, es decir, el lugar de manifestación fenomenal.
‘Si hubiera brillado en el oeste’, es decir, si hubiera sido una manifestación de la esencia Divina en el corazón del amante, él habría anhelado esa manifestación más pura en el mundo de la pureza y el misterio.
2. Dice: «Deseo las formas en las que la manifestación tiene lugar sólo en la medida en que son un lugar para la manifestación misma».
3. El mundo de los alientos (###) me comunicó el significado interior de estas formas fenomenales.
4. ‘Éxtasis’ (literalmente, ‘intoxicación’, ###): el cuarto grado en las manifestaciones. El primer grado es ###, el segundo ### y el tercero ###.
‘De mi razón’, porque la embriaguez transporta la razón y le quita lo que tiene.
5. ‘Los alientos’, etc., es decir, el sobrecogimiento abrumador inspirado por esta manifestación produce en él diversos éxtasis (###).
7. Él dice: «Si el terrible poder de esta manifestación se vele a través de la permanencia de la sustancia Divina [p. 76], entonces la unión será duradera; pero si la manifestación no se controla, barrerá con todo lo que existe en su locus, y aquellos que perecen no tienen la culpa». Este es el dicho de alguien poseído y dominado por el éxtasis.