1. Siempre que nos encontramos para despedirnos, tú nos considerarías, cuando nos abrazamos y nos abrazamos, como una letra doble.
2. Aunque nuestros cuerpos son duales, el ojo sólo ve uno.
3. Esto es por mi delgadez y su luz, y si no fuera por mis gemidos, yo debería haber sido invisible a los ojos.
1-2. La letra duplicada son dos letras, una de las cuales está oculta en la otra. El alma, despidiéndose del cuerpo, dice: «Estamos en este caso, pues aunque en realidad somos dos, parecemos ser uno». El alma ama el cuerpo porque todo su conocimiento de Dios se obtiene a través de su encarcelamiento en el cuerpo y a través de su uso para servir a Dios. El autor también se refiere al versículo: «Yo soy a quien amo y él a quien amo soy yo».
[p. 140]
La mención de ‘despedida’ indica una distinción entre las cualidades que pertenecen propiamente al amante y las que pertenecen propiamente al Amado.
3. ‘Mi delgadez’, es decir, soy del mundo espiritual.
‘Y su luz’, es decir, debido a la intensidad de su luz, su ojo no puede percibir ni su propio resplandor ni mi sutileza.
‘Y si no fuera así,’ etc.: así dice Mutanabbí, ‘Si no fuera que te hablo, no me verías.’