Moisés siempre se sintió atormentado por la difícil situación de tener que presentar a aquellos esclavos ignorantes su idea nueva y superior de la Deidad bajo la apariencia de la antigua denominación de Yahvé, el cual siempre había estado simbolizado por el becerro de oro de las tribus beduinas. [1] Los becerros de plata y de oro simbolizaban el concepto que tenían los pastores beduinos del espíritu del volcán del Sinaí. [2]