En las primeras épocas de la materialización del universo, las vastas nubes de hidrógeno en el espacio, similares a los cúmulos de nubes de polvo astronómico, eran los componentes básicos de la materia organizada descompuesta por los soles ardientes y dispersada como energía radiante. [1] Un electrón pesa un poco más de 1/2000 del átomo más pequeño, el hidrógeno. [2] En el océano primitivo, el hidrógeno y el cloro se combinaban para hacer que el agua fuera ligeramente ácida. [3]
En las reacciones de energía solar, el hidrógeno se convierte en helio a través de complejas cadenas de reacciones nucleares, y el carbono actúa como catalizador energético sin sufrir modificaciones. [4]
Las matemáticas y la ciencia de los materiales son esenciales para comprender los aspectos materiales del universo, pero la imprevisibilidad de la unión de los átomos de hidrógeno y oxígeno en agua desafía las explicaciones puramente mecanicistas. [5]