Autor: William S. Sadler, Jr.
La era actual (la Segunda Era del Universo) es el tiempo del crecimiento evolutivo del Ser Supremo. Con esto en mente, podemos llamar a la era precedente (la Primera Era) la era pre-Supremo; y, por la misma línea de razonamiento, podríamos llamar a las eras futuras de las creaciones del espacio exterior las eras pos-Supremo. Son las eras que seguirán al crecimiento terminado y a la emergencia final del Supremo. Como hemos observado (en el capítulo IV), estas cuatro eras de los niveles del espacio exterior están relacionadas; todas son eras pos-Supremo. Son eras en las que la primera Trinidad experiencial trabaja para conseguir tres objetivos:
Estas cuatro eras pos-Supremo (las eras tercera, cuarta, quinta y sexta) son los tiempos de la gran expansión de las fuerzas y agencias creativas del Paraíso hacia los dominios del espacio exterior. Asociados con estas personalidades creativas, y con otros administradores del Paraíso y Havona, están todos los veteranos experienciales de la Segunda Era del Universo (la era de la evolución de los superuniversos) Esta es la primera gran empresa combinada, el primer esfuerzo unido por parte de lo perfecto y lo perfeccionado: los nativos de Havona-Paraíso y los veteranos de los superuniversos evolutivos. Esta es su empresa conjunta, la Aventura Última, la organización de las creaciones del espacio exterior.
En la era actual del universo, las personalidades creativas trabajan con ciertos potenciales (posibilidades no realizadas) que proceden de los tres Absolutos. Estos potenciales, al ser absolutos, serían de poco o de ningún uso para los creadores que trabajan en el nivel finito. Esto significa que estos potenciales absolutos tienen que modificarse de alguna forma antes de que puedan ser útiles para los creadores finitos. Aquí es donde las Deidades experienciales emergentes desempeñan un importante papel.
Mucho antes de que el Supremo y el Último emerjan, están activos y trabajan en relación con estos potenciales absolutos. El Último (que está en contacto directo con el nivel absoluto) comienza a organizar estos potenciales absolutos para que respondan a la acción creativa. Luego el Supremo los modifica posteriormente para que sean apropiados para su uso en el nivel finito. Así es como los creadores pueden «crear»; debe haber algo con lo que crear cosas y seres, y ese «algo» consiste en los potenciales que el Último y el Supremo han preparado para su uso.
El cambio en el potencial de crecimiento cósmico. Cuando la Segunda Era da lugar a la Tercera, tiene lugar un cambio importante en el potencial disponible para la creación y el crecimiento. Durante la Segunda Era (la era actual), el Ser Supremo está creciendo. Los seres creados y los seres que evolucionan en la Segunda Era pueden participar en este crecimiento del Supremo. Pero, al final de la era actual del universo, el Supremo habrá terminado su crecimiento, y este potencial (esta capacidad) de experiencia finita se habrá agotado (se habrá gastado todo) Este potencial particular es finito, por lo tanto se puede agotar.
Por ejemplo: imaginemos un Espíritu Creativo de la Tercera Era que trabaja en el primer nivel del espacio exterior. Comparémosla con un Espíritu Creativo de la Segunda Era, que trabaja en uno de los universos locales evolutivos actuales. El Espíritu de la era actual puede crear serafines con capacidad de crecer (evolucionar) mediante experiencia finita; ella trabaja en, y con, los potenciales del Supremo en crecimiento. El Espíritu de la Tercera Era es, en su naturaleza básica, como su colega mayor, pero nunca podrá crear serafines como los de los universos locales actuales. Ese material en bruto (el potencial) del que son creados los serafines de la Segunda Era ya no está disponible. El Espíritu Creativo de la Tercera Era trabajará con potenciales pos-Supremo que probablemente serán absonitos, no finitos. Sus hijos creados serán pos-Supremo por naturaleza, y por tanto pos-finitos, lo que significa que siempre estarán desprovistos de experiencias finitas; la experiencia finita estará fuera de sus capacidades inherentes.
La falta de experiencia finita. ¿Cómo van a ser esos universos del espacio exterior? ¿Qué tipo de seres nativos tendrán? Es imposible conjeturar de manera positiva sobre lo que desconocemos, pues está totalmente fuera de nuestro rango de experiencia. Sin embargo, podemos estar seguros de que los nativos del espacio exterior serán distintos a los nativos de Havona y a los nativos de los superuniversos. Los nativos del espacio exterior están más allá de nuestra imaginación (Debemos haber sido inimaginables para los nativos de Havona, hasta que ellos se encontraron de verdad con el primero de los peregrinos ascendentes en los circuitos del universo central) Pero sí sabemos que hay una cosa que se perderá en todos los dominios del espacio exterior, que faltará en todos sus seres nativos: la experiencia finita.
Esta carencia es nuestra oportunidad. Estamos especialmente dotados con la misma cualidad que estará ausente en las creaciones del espacio exterior. Somos los hijos del Supremo; la experiencia finita es el mismo corazón de la naturaleza de todos los seres experienciales y evolutivos con origen en el gran universo. Somos como el Supremo porque hemos crecido en él, así como él ha crecido en nosotros. Y el Ser Supremo es el Dios Finito, el Dios de la experiencia finita.
Mediante el servicio en los universos exteriores, nos escapamos de las limitaciones de crecimiento que nos encontramos en la era actual. Como finalitarios (en la era actual) somos espíritus de sexta etapa, pero todavía somos seres incompletos. Hemos alcanzado el destino, pero solo dentro de los límites de la era actual. Todavía somos criaturas inacabadas, a pesar de todo nuestro crecimiento evolutivo hacia la perfección. Todavía nos quedan tres metas por lograr:
Estas son las metas que tenemos ante nosotros cuando somos finalitarios. El logro de estas metas espera nuestro servicio en las creaciones en expansión del espacio exterior. A medida que ministremos allí para compensar la falta total de experiencia finita, nos elevaremos por encima de nuestras limitaciones actuales. Eso es exactamente lo que les pasó a nuestros predecesores del Paraíso y Havona cuando salieron a los superuniversos que carecían de perfección divina, la perfección inherente a la naturaleza de nuestros predecesores.
De vuelta a los albores del tiempo, los ciudadanos de las creaciones establecidas y estables de la eternidad fueron desafiados por el propósito revelado de Dios: la imperfección original de los siete superuniversos. Hace mucho tiempo estos seres del Paraíso-Havona (seres de perfección inherente) fueron desafiados, y ellos respondieron a este reto embarcándose en la aventura del espacio-tiempo (la Aventura Suprema) de enfrentarse a la incertidumbre y a la imprevisibilidad de los (entonces) reinos desorganizados e inestables del nivel espacial de los superuniversos.
Al mismo tiempo, Dios desafió a todas las criaturas de naturaleza imperfecta con esa gran orden-invitación: «Sed perfectos, así como yo soy perfecto». Dios personifica este desafío mediante la invasión del nivel espacial de los superuniversos por las fuerzas y personalidades de la perfección del Paraíso-Havona, que la llevaron a los mundos evolutivos (Cuando la perfección infinita de Dios se humaniza, como Jesús lo hizo, se vuelve comprensible hasta para nosotros)
Ahora, por segunda vez, Dios desafía a toda la creación, esta vez para embarcarse en la aventura de los universos exteriores (la Aventura Última) en la invasión de los extensos dominios del espacio exterior. En su primer desafío, soluciona un problema restando la cualidad de la perfección inherente e innata de los nuevos superuniversos. El problema que concibió fue el de perfeccionar lo imperfecto mediante crecimiento y experiencia finitos, mediante la evolución en el espacio y el tiempo. En este nuevo desafío, este segundo desafío, Dios ha vuelto a restar algo; en esta ocasión ha restado la posibilidad de crecimiento mediante experiencia finita. Ha desafiado a todos los ciudadanos del gran universo a la tarea de compensar esta carencia en las creaciones exteriores. Esta deficiencia es nuestra oportunidad. Deberíamos tener la capacidad de responder a este desafío, porque entonces seremos realmente hijos del Ser Supremo. Incluso nuestras mentes estarán asociadas con la mente del Supremo. Los Documentos nos dicen que representaremos a Dios Supremo de manera tan natural como Jesús representaba al Padre Universal. Y nuestra misión será revelar al Ser Supremo a las nuevas criaturas de los nuevos universos del espacio exterior.
Los Documentos nos enseñan que estaremos bien equipados para esta tarea y este servicio. Combinamos la dotación de divinidad del Ajustador con la sabiduría experiencial duramente ganada del ascenso evolutivo hasta el Paraíso, más el largo servicio en los superuniversos en crecimiento. Podemos aspirar a hacernos administradores efectivos, eficaces y comprensivos en estas creaciones fronterizas. Podemos esperar enfrentarnos a nuevos problemas de la inmensidad; nuevas situaciones de incertidumbre; a una nueva aventura de tratar con lo inesperado, lo impredecible y lo inexplicable. Una vez más seremos jóvenes en crecimiento, como nuevas criaturas en el fresco amanecer de una nueva creación. Una vez más experimentaremos la expansión súbita de horizontes, a medida que comencemos a percibir la inmensidad de la tarea que tenemos ante nosotros.
Y este desafío no es solo extensivo, también es intensivo. No solo nos enfrentamos a las enormes magnitudes de espacio, tiempo y masa de los universos exteriores; también nos enfrentamos al nuevo desafío de la nueva búsqueda del Padre Universal. Hemos encontrado al Padre como Supremo; ¿podemos encontrar al Padre como Último? Esta nueva búsqueda del Padre Universal, en niveles más allá de lo finito, se convertirá en la absorbente aventura personal de todos los ciudadanos de las eras pos-Supremo. (Vean el Apéndice VII., § 6. Crecimiento pos-Supremo; Apéndice XI., § 6. Finalitarios y otros en el espacio exterior.)
Hemos considerado las eras pos-Supremo en términos generales. Veamos ahora con más detalle los eventos de la Tercera Era: la organización del nivel espacial primario. ¿Qué sabemos, y qué podemos deducir, acerca de la primera de las eras pos-Supremo? Basado en lo que sabemos, ¿qué podemos proyectar respecto a la administración del siguiente nivel del espacio exterior?
La administración del nivel espacial primario. Se nos dan algunos hechos sobre este siguiente nivel del espacio exterior. Actualmente hay unas 70.000 galaxias enormes de materia que se están movilizando en estas regiones. Cada una de ellas sigue creciendo presumiblemente, y cada una es más grande que un superuniverso. Puesto que hay 70 Arquitectos del Universo Maestro implicados en la supervisión de este nivel espacial, parece probable que cada Arquitecto esté implicado en la supervisión de 1000 de estas enormes agregaciones de materia física. (Vean el Apéndice III., § 3., (d) El primer nivel del espacio exterior.)
Los Espíritus Maestros. Tenemos pruebas sólidas que garantizan la creencia de que los Siete Espíritus Maestros están relacionados con los segmentos del espacio exterior correlacionados con sus esferas de jurisdicción de los superuniversos. Si esto es así, entonces es lógico asumir que cada Espíritu Maestro tendría jurisdicción sobre una séptima parte del primer nivel espacial. Esto significa que es un dominio que incluiría una séptima parte de 70.000 galaxias y una séptima parte de 70 Arquitectos. La jurisdicción de un Espíritu Maestro abarcaría el dominio de 10 Arquitectos y 10.000 galaxias, cada una de las cuales es un superuniverso descomunal.
(En nuestros cálculos de las magnitudes espaciales del universo maestro, en el próximo capítulo, hemos calculado que el nivel espacial primario es 10 veces el tamaño del gran universo. Este cálculo podría ser muy conservador; ¡existe la posibilidad de que sea más de 10.000 veces más grande! Sin embargo, dejaremos nuestros cálculos conservadores como están, puesto que incluso ellos nos llevan a tamaños y magnitudes tremendos)
Cada Espíritu Maestro tendería a dominar la tendencia ambiental de su dominio del espacio exterior, del mismo modo que ahora domina la tendencia ambiental de su superuniverso actual. (Vean el Chapter III., § 3.) Esto significa que el primer nivel de espacio duplicará a los superuniversos al proporcionar siete entornos diferentes, cada uno de los cuales tienen su origen en la naturaleza diversa de uno de los Espíritus Maestros. Cada entorno expresará un aspecto de las distintas manifestaciones de la Deidad del Paraíso: como el Padre, Hijo, Espíritu, Padre-Hijo, Padre-Espíritu, Hijo-Espíritu y Padre-Hijo-Espíritu. Cada uno de esos entornos colocará un sello indeleble en cada uno de sus seres nativos. Esta es una manera agradable y cómoda de considerar la organización del primer nivel de espacio; de nuevo como los siete superuniversos, pero a una escala mucho mayor. Esta imagen, sin embargo, se complica mucho más cuando consideramos los Tríos Creativos Hijo-Espíritu que podrían asignarse a estos nuevos universos. (Vean el Apéndice XIV., § 4. Administración del primer nivel de espacio.)
Tríos Creativos Hijo-Espíritu. En el estudio sobre la asociación de los Hijos Creadores y los Espíritus Creativos en la Segunda Era (Chapter III., § 5), dedujimos que los 700.000 pares consumarían probablemente su asociación de Deidad dual al trinitizar un tercer ser, un Creador Asociado. Al unirse como Hijo-Espíritu se constituyen como un Trío Creativo Hijo-Espíritu. Si este razonamiento es válido, habrá exactamente 700.000 Tríos Creativos disponibles para ser asignados al espacio exterior.
Un punto que no hemos cubierto en el capítulo III es el hecho de que los 700.000 tríos no van a ser idénticos. Habrá siete tipos, porque hay siete tipos de Espíritus Creativos. Cada Espíritu Creativo es, por naturaleza, como el Espíritu Maestro que tenía jurisdicción sobre el superuniverso en el que sirvió este Espíritu Creativo. Esto significa que hay 100.000 de cada uno de los siete tipos de Tríos Creativos Hijo-Espíritu. (Vean el Apéndice XIII., § 3. Tríos Creativos Hijo-Espíritu.)
Puesto que toda la tendencia evolutiva y creativa del universo maestro parece favorecer la diversidad sobre la uniformidad, parece probable que estos siete tipos de tríos se distribuyan equitativamente en los dominios del espacio exterior de cada Espíritu Maestro. Por ejemplo: los siete tipos de tríos servirán en los dominios del Primer Espíritu Maestro; 100.000 tríos diferentes serán asignados a este dominio concreto, que abarca 10.000 galaxias. Por consiguiente, deducimos que cada Trío Hijo-Espíritu tendrá jurisdicción sobre una décima parte de una galaxia (un reino considerablemente mayor que una décima parte de un superuniverso, que comprende 10.000 universos locales con sus 100 mil millones de mundos habitados) Cada trío tenderá a dominar el entorno dentro de su reino, y puesto que habrá siete tipos de tríos en servicio, de ahí se sigue que habrá siete tendencias ambientales en el dominio del Primer Espíritu Maestro.
Lo que es cierto del dominio de un Espíritu Maestro lo es también para los dominios de los siete. Puesto que habrá siete tendencias ambientales en el dominio del Primer Espíritu Maestro, y puesto que hay siete Espíritus Maestros, habrá 49 (7 x 7) tendencias ambientales en total. Creemos que esto es muy significativo, porque podría tener una influencia importante sobre los creadores y las criaturas que trabajen y crezcan bajo estas influencias. Los siete superuniversos están creando siete tipos diferentes de criaturas y siete tipos de Espíritus Creativos. El primer nivel espacial creará 49 tipos individuales diferentes.
Avanzamos la opinión de que todo esto tendrá un efecto acusado sobre el desarrollo de las siguientes eras (la Cuarta Era y las que la seguirán) Creemos que el factor siete seguirá imponiéndose sobre sí mismo. Observamos que hay siete entornos básicos en el superuniverso; proyectamos 49 (7 x 7) de esos entornos en el primer nivel de espacio. ¿Habrá siete veces cuarenta y nueve (7 x 7 x 7) en el segundo nivel de espacio? Creemos que es muy probable. Es significativo que el número de Arquitectos Maestros asignados a estos niveles parezca paralelo a los productos en incremento de siete veces siete. (Vean el Apéndice XIV., § 5. Los Espíritus Maestros y los Tríos Creativos en el primer nivel de espacio, § 6. Los resultados de la interacción de siete veces siete; Apéndice XV., § 2. El número de Arquitectos Maestros.)
Hijos y Espíritus de la Tercera Era. Sabemos que el número de Hijos Creadores (y Espíritus Creativos) es ya de más de 700.000, y continuamente se están creando más. También sabemos que habrá exactamente 700.000 universos locales en los siete superuniversos actuales (exactamente este número, no más) Esto debe significar que todos los Hijos y Espíritus universales que excedan de los 700.000 deberán destinarse a la misión de organizar un universo en los niveles del espacio exterior. Por consiguiente, deducimos que habrá dos (o quizá tres) tipos de Hijos y Espíritus Universales que sirvan en el primer nivel espacial. Sugerimos además que los Hijos y Espíritus más jóvenes podrían servir bajo la jurisdicción de los Tríos Creativos Hijo-Espíritu.
Esto significa que cada Trío Creativo puede mantener una relación con los Hijos y Espíritus más jóvenes, como las relaciones mantenidas por los gobernantes de los sectores mayores de los superuniversos con los gobernantes de los universos locales. Si este es el caso, habrá un número muy grande de Hijos Creadores y Espíritus Creativos más jóvenes, encargados por primera vez de organizar un universo en el espacio exterior. Podría haber 10.000 más de los que sirvieron en los siete superuniversos. (Vean el Apéndice XIII., La evolución de los Hijos y Espíritus Universales.)
Hemos observado que ciertas asociaciones creativas de la Deidad dual parecen estar particularmente activas en ciertas eras universales. En la Primera Era (la era de Havona) fue la asociación Padre-Hijo la que tomó la iniciativa. En la Segunda Era parecía predominar la asociación Hijo-Espíritu del universo local. En las eras pos-Supremo, las eras tras la emergencia del Ser Supremo, parece probable que la nueva asociación de la Deidad dual sea la del Espíritu-Supremo. (Vean el Apéndice V., La Deidad dual en las eras del universo.)
Las actividades del Supremo en el espacio exterior. Se nos informa de que el Ser Supremo tiene (o tendrá) tres funciones, aparte de sus asociaciones en las trinidades experienciales:
En uno de esos acontecimientos o en ambos, creemos que el Ser Supremo funcionará en los universos exteriores como una influencia directa y positiva, y trabajará en asociación con el Espíritu. (Vean el Apéndice XI., § 3. El Supremo en los universos interiores y exteriores.)
El Espíritu en el espacio exterior. Al estudiar la posible relación entre el Supremo y el Espíritu, deberíamos recordar que los Siete Espíritus Maestros distribuyen al Espíritu Infinito en los universos exteriores a Havona. Creemos que la relación Espíritu-Supremo va a tener lugar entre los Espíritus Maestros y el Ser Supremo. Esto no niega la colaboración continua del Supremo con el Espíritu Infinito, ni significa que no vaya a mantener ninguna relación con los Espíritus Creativos. No sabemos cuál puede ser el producto final de la relación del Espíritu y el Supremo. La asociación Padre-Hijo personaliza al Espíritu Infinito y lleva a la formación de la Trinidad del Paraíso. La asociación Hijo-Espíritu puede dar origen a la trinitización de 700.000 creadores asociados y a la formación de un número parecido de Tríos Creativos. Los resultados de la asociación de la Deidad dual Espíritu-Supremo no se pueden predecir; los Documentos no nos dan ninguna base para la especulación. (Vean el Apéndice XI., § 4. El Espíritu y el Supremo.)
Hasta ahora, hemos agrupado en nuestro estudio las cuatro eras pos-Supremo y los cuatro niveles del espacio exterior, y hemos tratado con ellos como una sola unidad. Pensamos que esto es sensato en gran parte; pero hay una relación en particular que requiere que pensemos en estos lapsos de tiempo y estas áreas espaciales como cuatro eras distintas y cuatro niveles espaciales separados. Esta relación particular concierne a la emergencia de Dios Último.
El Ser Supremo está emergiendo como la consecuencia evolutiva de los acontecimientos de una era universal y los desarrollos de un nivel espacial. El Último está emergiendo como resultado del crecimiento y desarrollo terminado de la creación a lo largo de cinco eras y en cinco niveles espaciales. Esto podría significar que el Último está emergiendo en varios pasos o fases distintos, lo que difiere bastante de la emergencia del Supremo, que tiene lugar en una fase, una era universal y un nivel espacial universal.
Por ejemplo: podría haber algunas relaciones interesantes entre el primer y el segundo nivel de espacio. Supongamos que la soberanía del Último se establece en el primer nivel de espacio antes de la apertura del segundo nivel; esto sería una condición sin paralelismos en la evolución del Supremo. La soberanía del Último se ha hecho realidad en lo que respecta al primer nivel espacial, pero no se ha alcanzado respecto al segundo. Por supuesto, esta misma relación podría existir más tarde entre el segundo y el tercer nivel de espacio.
Esto sugiere cuatro etapas en la unificación de la primera Trinidad experiencial, y cuatro etapas en la emergencia de Dios Último. (Vean el Apéndice XVIII., § 1. Emergencia del Último; Apéndice XIX., § 5. Las evoluciones de las Trinidades experienciales.)