Autor: William S. Sadler, Jr.
Este capítulo comienza realmente la segunda historia del universo maestro, la Historia Absonita. Esta historia es mucho más larga que la Historia Finita. Podríamos simbolizarla de esta forma: si el conjunto de la Historia Finita se pudiera contar aproximadamente en una hora, estimamos que, por comparación, se necesitarían más de 10.000 años para completar la narración de la Historia Absonita. (Vean el Apéndice XVII., § 4.)
La Historia Finita, el estudio de la Segunda Era del Universo, se cerró con la perfección de los siete superuniversos y la emergencia final del Ser Supremo como su soberano experiencial. Esta emergencia de Dios Supremo en el escenario de la acción cósmica produce una serie de cambios en el nivel absonito de la existencia; introduce al menos cuatro nuevos elementos en el nivel absonito de la realidad. (Vean el Apéndice XXII., § 8.)
Estos son los factores conocidos que se introducirán en el nivel absonito de la realidad por la emergencia del Ser Supremo, la primera Deidad experiencial. Estas nuevas influencias están destinadas a tener un efecto profundo sobre el desarrollo de los universos exteriores a medida que traigan a estos reinos el ingrediente de la experiencia finita, la experiencia finita que se ha destilado experiencialmente del perfeccionamiento de los siete superuniversos.
Si la emergencia del Ser Supremo es la personificación de Deidad de la primera síntesis principal, entonces la formación objetiva de la primera Trinidad experiencial, la Trinidad Última, debe constituir la expresión de Deidad de la segunda tesis principal. Esta nueva Trinidad se compone de los siguientes miembros:
Consideremos cuidadosamente la naturaleza de esta nueva Trinidad. ¿Qué es estar unificado (unificado en la trinidad) en esta nueva asociación de la Deidad?
Hay una característica de la Trinidad Última que nos va a hacer pensar más claramente acerca de lo que es y no es una trinidad. Cuando solo hay tres implicados en la composición de una trinidad (como el Padre, el Hijo y el Espíritu), podríamos pensar sin excesivo rigor en su asociación; podríamos considerarla como algo parecido a una asociación poco precisa. Sin embargo, no deberíamos pensar despreocupadamente en la primera Trinidad experiencial, pues hay demasiados implicados. Si incluimos a los Espíritus Creativos junto con sus Hijos Creadores asociados, llegamos al total asombroso de ¡1.428.040 personalidades relacionadas con esta Trinidad! Esto hace casi imposible no ver que una trinidad es una entidad real, una entidad real que existe completamente separada y aparte de los seres personales relacionados con ella. Cada una de esas 1.428.040 personalidades puede mantener una relación personal con la entidad objetiva de la Trinidad Última. Esta Trinidad es su unión como Deidad, no como personalidades. (Vean el Apéndice X., La primera Trinidad experiencial.)
Examinemos a los miembros del colectivo de la Trinidad Última, las realidades de tres Deidades cuya unión es esta Trinidad:
La primera Trinidad experiencial incorpora la totalidad de la dotación de divinidad paradisíaca original en los Arquitectos Maestros, los Creadores Supremos y el Ser Supremo, que se ha enriquecido y aumentado mediante la participación en la Aventura Suprema, la aventura de la Segunda Era del Universo, la era del perfeccionamiento espacio-temporal de los siete superuniversos. Esta nueva Trinidad es la segunda tesis; el desafío que se mueve hacia el espacio en los albores de la Tercera Era, hacia los nuevos límites creativos, para inaugurar la Aventura Última.
La Trinidad Última es algo realmente nuevo en los universos; es una trinidad experiencial. La Trinidad Original, la Trinidad del Paraíso, es una Trinidad existencial. La Trinidad del Paraíso no crece, la Trinidad Última sí. La Trinidad del Paraíso no tiene nada que «aprender», la Trinidad Última sí. La Trinidad del Paraíso es una expresión finalizada de unidad de la deidad, en tanto que la Trinidad Última puede formarse como una entidad objetiva al final de la Segunda Era, pero tiene que ganarse su estatus unificado a través del esfuerzo y el éxito experiencial en las eras pos-Supremo de los cuatro niveles del espacio exterior. (Vean el Apéndice XIX., § 5. Las evoluciones de las Trinidades experienciales.)
El objetivo de la primera Trinidad experiencial es el desarrollo terminado de todo el universo maestro. El éxito en este proyecto equivaldrá a la finalización del desarrollo (unificación) de esta Trinidad, y dará como resultado la emergencia de la segunda de las Deidades experienciales: Dios Último. Como el Supremo, el Último lleva tiempo presente en Havona. Del mismo modo que el Supremo emerge cuando el gran universo ha terminado su crecimiento, el Último emerge cuando el universo maestro ha terminado su crecimiento. (Vean el Apéndice XVIII., § 1. Emergencia del Último.)
Las dos trinidades. Por primera vez en la historia del universo, colaborarán dos trinidades: la Trinidad del Paraíso y la Trinidad Última. Ambas estarán activas en el nivel absonito en relación con el universo maestro. La Trinidad del Paraíso ha funcionado siempre (eternamente) en el nivel absonito (existencialmente) Tenemos la opinión de que la Trinidad del Paraíso se retirará de sus funciones tan pronto como la Trinidad Última pueda ejercer las suyas (experiencialmente). (Vean el Apéndice X., § 4. Funciones de la Trinidad Última.)
Relación con Dios Séptuple. Los Documentos son bastante claros al presentar la idea de que Dios Séptuple expandirá sus funciones en las eras pos-Supremo y en el servicio en las creaciones del espacio exterior. Pero cuáles serán las relaciones entre el Séptuple y la Trinidad Última es tema de conjeturas. Como hemos observado, habrá dos trinidades colaborando en los universos exteriores, y parece probable que Dios Séptuple desempeñe un papel cooperativo en relación con cada una de ellas. Sin embargo, de algo estamos bastante seguros: los Espíritus Maestros y los Hijos Creadores estarán muy activos en esos nuevos reinos (Este tema se desarrollará más extensamente en el siguiente capítulo… See also, Apéndice XII., § 4. ¿Se convertirá el Séptuple en Décuple en el espacio exterior?)
La Deidad siempre parece actuar desde una base de poder, una base desde la que la divinidad y la soberanía se pueden expandir. La Trinidad es Deidad, y no es una excepción a esta regla aparentemente general. La Trinidad existencial actúa desde la base-poder del sistema Paraíso-Havona; Havona proporciona el universo nuclear desde el que esta Trinidad se expande hacia fuera en sus actividades. La primera Trinidad experiencial actuará desde una base-poder similar, el segundo universo nuclear, el gran universo de estatus existencial-experiencial.
Hemos estudiado el gran universo en sus etapas de crecimiento, los superuniversos como la antítesis imperfecta de perfección del universo central. Hemos considerado el desafío original presentado por la tesis del perfecto Havona a los superuniversos imperfectos. Para las criaturas, este desafío se presenta con la asombrosa orden-invitación «sed perfectos, así como yo soy perfecto». Y ahora, en la Tercera Era, estos reinos evolutivos han completado su respuesta inicial (su respuesta finita) a este desafío; han alcanzado ese estatus de perfección (relativa) señalado por el establecimiento en luz y vida. Se han coordinado con Havona (en el nivel finito) como un todo integrado, el gran universo nuclear. Han llevado a cabo la transición desde una síntesis terminada de lo perfecto y lo perfeccionado hasta su nuevo estatus como creación nuclear que expresa una nueva tesis: la segunda tesis creativa. Esta nueva tesis es el desafío a las nuevas creaciones del espacio exterior.
Pero ¿en qué difiere el gran universo como síntesis terminada del mismo gran universo como nueva tesis? Es en parte la misma diferencia que ya hemos advertido en nuestro estudio de Havona: la diferencia entre el Havona de la Primera Era y el Havona de la Segunda Era. En la Primera Era, Havona era un universo aislado y autosuficiente; en la Segunda Era es un universo nuclear, y sus ciudadanos se expanden hacia fuera, hacia los superuniversos citoplasmáticos.
Y como pasó con Havona, así pasó con el gran universo terminado. Al final de la Segunda Era, el gran universo experimenta la satisfacción del destino alcanzado; en la apertura de la Tercera Era, se movilizará para enfrentarse al desafío de la nueva aventura (la Aventura Última) en los dominios desorganizados del espacio exterior. La transición desde una síntesis completada hacia una nueva tesis es la transición desde el estado pasivo hacia el activo, desde un final temporal hacia un nuevo comienzo. Esta es una diferencia causada por el paso desde un estado estático de destino alcanzado hacia un estado dinámico de destino perseguido.
Nuevo crecimiento en el gran universo. El universo nuclear, el gran universo, experimentará nuevos tipos de crecimiento porque ahora está en relación con los universos del espacio exterior. Para comparar, volvamos al comienzo de nuestro estudio y consideremos Havona. En la Primera Era, la creación central estaba atrapada en las tablas existenciales de la perfección impecable; ¿cómo podría haber mejora en lo que Dios ha proyectado en perfección divina? Y aún así, en la Segunda Era, los peregrinos del tiempo rompieron las tablas estáticas de la perfección existencial al llevar a Havona la expansión dinámica del crecimiento experiencial. Esto dio como resultado la ruptura de las viejas barreras; Havona trascendió su límite anterior de crecimiento. Sin duda, Havona romperá sus límites de crecimiento una segunda vez, cuando el primero de los habitantes del espacio exterior llegue al universo central. Esto será cierto también para los superuniversos; en la época actual, su crecimiento está limitado hasta que logren el estatus de luz y vida. La llegada de los habitantes del espacio exterior cambiará todo eso, y los superuniversos una vez establecidos se embarcarán en una nueva aventura de crecimiento, crecimiento más allá de lo finito, más allá de la experiencia finita y de las limitaciones finitas.
Quizá los superuniversos sirvan mejor para ilustrar la diferencia entre una creación nuclear y un universo citoplasmático, pues han sido ambas cosas. En la Segunda Era, cuando los superuniversos eran citoplasmáticos en relación con Havona, eran dominios de máxima actividad creativa. Durante la Segunda Era, en el Paraíso o en los mil millones de mundos de Havona, ¿qué se podía comparar con el flujo de creatividad de 700.000 universos locales? (Por no mencionar el torrente probable de procreación entre los midsonitas y los Hijos Materiales en siete mil millones de sistemas locales, y entre las razas humanas en siete billones de mundos habitados)
A medida que los superuniversos pasan de ser creaciones citoplasmáticas a convertirse en parte integrante de un nuevo núcleo, debe haber una desaceleración de creatividad (y, quizá, de procreación) en el proceso de la transición gradual hacia un estatus más establecido y estabilizado, una estabilidad de alguna manera comparable con la del universo central.
Esta transición se ve mejor en los universos locales. Si los Hijos Creadores (y los Espíritus Creativos) están para servir en el espacio exterior (y creemos que lo están), entonces con su partida los universos locales deben dejar de ser áreas de creatividad máxima. Los creadores se han marchado. Esos universos locales serán más parecidos a los sectores de los superuniversos, unidades administrativas bastante estables y que ya no se caracterizan por la proliferación máxima de nuevas criaturas. Eso no significa que deba cesar toda creatividad, pero probablemente se verá enormemente disminuida en comparación con la actividad de la era anterior.
Así, un universo nuclear es un dominio caracterizado por la estabilidad (relativa) en contraste con un universo citoplasmático, que es un dominio caracterizado por la inestabilidad (relativa) inseparable de una velocidad elevada de crecimiento y cambio. Cósmicamente hablando, un núcleo es maduro; considerado cósmicamente, un citoplasma no lo es. Un universo nuclear es una base de poder, un cimiento desde el que se puede iniciar la expansión hacia fuera. Desde un universo nuclear llegan los creadores que inician, los coordinados que concurren y los subordinados que cooperan, que constituyen el personal pionero para la nueva expansión en las nuevas creaciones del nuevo límite creativo.
Hace mucho, mucho tiempo (en los albores del tiempo), todo el sistema Paraíso-Havona debía estar cargado de expectación mientras estaba a punto para la Aventura Suprema, la invasión del nivel espacial de los superuniversos. No debemos olvidar que todos los seres descendentes son también personalidades; Dios les dotó con la capacidad de reaccionar al estímulo emocionante de lo desconocido. Esto debió ser cierto desde los Ancianos de los Días hasta los supernafines voluntarios. Todos esos seres de origen elevado son personalidades; tienen imaginación, pueden ser un tanto impredecibles cuando realizan una elección, e incluso tener la capacidad de elegir el mal. LU 21:3.12 and LU 21:3.14 En otras palabras: la suya fue una verdadera aventura, una experiencia real de haber sido probado, testado y estimulado por lo desconocido, lo inmenso, lo inexplicable y lo impredecible.
Algún día, en el futuro lejano, el gran universo pasará por una experiencia parecida. También estará cargado de expectación a medida que la primera Trinidad experiencial comience a reunir los poderes y personalidades del segundo universo nuclear, como preparación para la Aventura Última en el espacio exterior. El «tiempo tranquilo» entre eras universales llegará a su fin a medida que esta gran movilización se haga evidente lentamente, y a medida que cobre impulso lentamente.
¿Cómo será esta movilización? ¿Qué tendrá lugar en realidad? Solo podemos hacer conjeturas, pero hay bastante en los Documentos sobre la Aventura Última como para proporcionar una base a las conjeturas razonables. LU 31:10.1
Creemos que esta movilización se irá haciendo evidente lentamente a medida que los finalitarios se retiren gradualmente del servicio en los superuniversos. La Trinidad Última tiene a su disposición y a sus órdenes no solo al Cuerpo de los Finalitarios Mortales, sino también a los otros seis cuerpos asociados. Lentamente, siempre muy lentamente, estos finalitarios podrían retirarse de sus estaciones largo tiempo establecidas en los superuniversos estables a medida que convergen en el Paraíso. Poco a poco, este proceso de disminución se hará evidente; será obvio que los finalitarios se están retirando de las creaciones espacio-temporales de estatus perfeccionado. Poco a poco muchas de las personalidades de origen sencillo y dual van a abandonar sus puestos a medida que sus sitios sean ocupados por administradores con origen en la Trinidad. Los pioneros de la Aventura Suprema y sus colegas evolutivos se van a retirar lentamente de las creaciones establecidas, como preparación para la nueva aventura en nuevos universos inexplorados.
Finalmente, llegará el día en que la movilización haya terminado. Los siete cuerpos de finalitarios podrán estar presentes en el Paraíso con toda su fuerza. ¡Menudo encuentro puede ser ese! Las firmes filas de veteranos probados en el tiempo y por la fe de la Primera y la Segunda Era estarán allí reunidos (probablemente por primera vez, y quizá por última), todos juntos, desde los Hijos Creadores hasta los intermedios y los mortales finalitarios. Aventuramos que podría ser en este momento cuando todos los interesados reciban sus encargos como creadores, organizadores y administradores de los universos del espacio exterior. Entonces seguirán la orden de desempeño, quizá emitida por el primer Arquitecto del Universo Maestro. A la orden de desempeño seguiría el comienzo del gran éxodo desde el Paraíso; oleada tras oleada, salen en tropel a través de los superuniversos establecidos en luz y vida y más allá, pasado el borde exterior del gran universo, hacia la zona tranquila que le rodea y más allá: hacia la imponente inmensidad del primer nivel del espacio exterior.