Amata es la madre de Perpetua, la mujer de Simón Pedro. Padecía de malaria, enfermedad que suele cursar con fiebres cíclicas, motivo erróneo por el que se consideró que Jesús la curó de inmediato mientras la consolaba en su lecho. Sin embargo, Jesús sí la curó milagrosamente horas más tarde en el contexto de la curación multitudinaria que se produjo a la puesta de sol. [1]