Hacia el año 15.000 a. de J.C., la presión creciente de la población en todo el Turquestán e Irán produjo la primera emigración realmente importante de los anditas hacia la India, hacia el sur dentro del Decán. [1]
A medida que los misioneros de Salem penetraron hacia el sur en el Decán dravidiano, se encontraron con un sistema de castas cada vez mayor, el proyecto de los arios para impedir que se perdiera su identidad racial ante una marea creciente de pueblos sangiks secundarios. [2]
Los arios dejaron muy poca huella racial en la India, salvo en las provincias del norte. Su influencia en el Decán fue cultural y religiosa más bien que racial. [3] El hinduismo llegó a contaminarse con una inundación de cultos y credos degradantes y debilitantes provenientes del Decán. [4] La cultura dravidiana ha sobrevivido en el Decán hasta nuestros días. [5]