La ciudad de Salem se transformó en Jerusalén, conocida por su rico significado religioso e histórico, que incluía el legado de Melquisedec y el establecimiento de la capital de David en Jebús. [1] David consolidó su poder político casándose estratégicamente con esposas de Jebús y otras figuras influyentes. [2] David formó un pacto estratégico con los jebuseos para establecer su capital en Jerusalén, una ciudad amurallada situada entre Judá e Israel. [3]