Los bebés deformes o prematuros eran considerados como las crías de unos animales que habían encontrado la manera de entrar en el cuerpo de una mujer a consecuencia de un baño imprudente o debido a la actividad malévola de un espíritu. [1] Antes de la llegada del Príncipe, los baños habían sido un ceremonial exclusivamente religioso. [2] Los griegos practicaban el baño ritual anual. [3] Jesús se negó a ir a los baños públicos a causa de la promiscuidad sexual que predominaba allí. [4]