La creencia de que el hombre había sido creado del barro era casi universal en el hemisferio oriental; esta tradición se puede encontrar en todas partes, desde las Islas Filipinas hasta África. [1] Los pueblos primitivos utilizaban como material para escribir, entre otras cosas, tablillas de arcilla. [2] Jesús puso arcilla en los ojos de Josías, el mendigo ciego. [3] Hubo esculturas de arcilla adornando los jardines de Dalamatia. [4]
Algunas antiguas tablillas sumerias de arcilla que se han encontrado hablan de Dilmun, de un paraíso terrenal «donde los dioses bendijeron por primera vez a la humanidad con el ejemplo de una vida civilizada y culta». [5]
Véase también: LU 60:3.5.