Jesús advertía a sus apóstoles a que regresaran en paz a sus hogares si no estaban dispuestos a beber con él la copa que se estaba preparando. [1]
Cuando oró Jesús dijo: «Padre, sé que es posible evitar esta copa —todas las cosas son posibles para ti— pero he venido para hacer tu voluntad, y aunque esta copa sea amarga, la beberé si es tu voluntad». [2]
Jesús se quejaba de los fariseos: «¡Ay de vosotros, escribas, fariseos e hipócritas! pues limpiáis escrupulosamente el exterior de la copa y del plato, pero dentro permanece la inmundicia de la extorsión, los excesos y el engaño». [3]