Hace 230 millones de años, la elevación de los continentes continuaba y la atmósfera se enriquecía con oxígeno. La tierra estaba cubierta por vastos bosques de helechos de cien pies de altura y por árboles peculiares sin hojas. Esta fue, sin duda, la era de los helechos, con una vegetación lujuriante cubriendo la tierra. [1]