Jesús dio a sus apóstoles escogidos y a sus sucesores autoridad sobre las cosas temporales, confiándoles los asuntos del reino de los cielos. [1]
Las llaves del reino de los cielos son la sinceridad, más sinceridad y más sinceridad; todos los hombres poseen estas llaves y pueden avanzar en el estado espiritual mediante decisiones, más decisiones y más decisiones, eligiendo siempre hacer la voluntad de Dios para alcanzar el valor moral más elevado. [2]