Después de un estado de gran tensión nerviosa y emocional, Jesús condujo a los apóstoles a un retiro de relajación de tres días en el monte Sartaba, donde aprendieron el valor del descanso y la eficacia de la relajación. [1] La meditación establece el contacto de la mente con el espíritu; la relajación determina la capacidad de receptividad espiritual. [2] La relajación se encuentra en los ecos de una mirada al pasado, una revisión despreocupada del pasado que permite el rejuvenecimiento y la alegría. [3]