Un Consejero Divino dijo: «Doy fe, como Consejero Divino, de la verdad eterna del amor y del espíritu del Padre, revelada a través de la gloriosa personalidad del Hijo Eterno.». [1]
Los testimonios imparciales obtenidos por los seconafines reflexivos proporcionan una perspectiva crucial para las huestes angélicas en las sesiones del concilio. [2]