Los mortales fusionados con el Espíritu y los ascendentes fusionados con el Hijo, como hijos de los Espíritus Reflexivos, encarnan la intrincada conexión entre los niveles local y suprauniversal de Dios el Séptuple. [1]
Los seconafines primarios de los Hijos Creadores poseen el extraordinario don de reflejar las mentes de estos Hijos Maestros, lo que permite a los Ancianos de los Días percibir su voz infaliblemente. [2]