Ascender hasta las alturas celestiales de la filiación finalitaria con Dios es una proeza magistral para un ángel, un logro que trasciende de lejos vuestra conquista de la supervivencia eterna. [1]
Después de alcanzar al Padre de los espíritus y de ser admitidos en el servicio seráfico de la finalización, a los ángeles a veces se les destina al ministerio de los mundos establecidos en la luz y la vida. Un gran número de serafines consumados regresan a sus universos nativos para complementar allí el ministerio de la dotación divina con el ministerio de la perfección experiencial. [2]
Muchas vías fascinantes están abiertas al ministerio de los serafines consumados, pero al igual que todos ellos anhelaban ser nombrados guardianes del destino antes de llegar al Paraíso, en su experiencia post-paradisiaca lo que más desean es servir como acompañantes durante la donación de los Hijos Paradisiacos encarnados. [3] A menudo dirigen organizaciones seráficas. [4]
Véase también: LU 39:9.