La edad de terremotos ocurrió entre los 1.000 a 650 millones de años atrás. [1]
Durante los primeros tiempos de un mundo nuevo, los terremotos son frecuentes, y todos están caracterizados por grandes perturbaciones físicas; esto es especialmente así en las esferas surgidas de las contracciones gaseosas, los mundos nacidos de los inmensos anillos nebulares que son dejados atrás después de las primeras condensaciones y contracciones de ciertos soles individuales. [2]
El istmo de Gibraltar, que protegía la cuenca occidental del Mediterráneo, se hundió a consecuencia de un terremoto, elevando rápidamente este lago interior hasta el nivel del Océano Atlántico. [3] El deslizamiento y los desplazamientos de la corteza sólida exterior son los que producen los terremotos, y no los volcanes. [4] Los terremotos van disminuyendo desde hace muchos millones de años, pero Urantia aún sufre una media de quince por día. [5]
Andón y Fonta, los primeros padres del género humano, murieron a causa de un terremoto. [6] Jesús se llevó una sorpresa cuando de pequeño preguntó a su padre José la causa de los terremotos y éste no supo decirle. [7] Jesús aconsejó a sus discípulos a no inquietarse por hambrunas o terremotos. [8]
Véase también: LU 59:3.6.