La causalidad es la respuesta de la mente cósmica en el dominio de la realidad de los sentidos físicos. [1] La mente cósmica responde infaliblemente, reconoce la respuesta, en tres niveles de la realidad universal. [2]
El hombre primitivo atribuía todos los fenómenos a una persona. En caso de muerte, el salvaje no se preguntaba qué lo había matado, sino quién. [3]
Los antiguos buscaban una explicación sobrenatural para todos los fenómenos naturales. Pero la búsqueda sincera, honrada y audaz de las causas verdaderas dio origen a la ciencia moderna. [4]
La investigación de los fenómenos de la vida destruye tarde o temprano la creencia del hombre en la casualidad, la suerte y los supuestos accidentes, sustituyéndola por un universo de ley y de orden donde todos los efectos están precedidos por unas causas definidas. [5] El Padre libera al nuestro yo interior de las cadenas de la dependencia absoluta a la causalidad. [6] El nivel material de la ley asegura la continuidad de la causalidad, la reacción interminable de los efectos a unas acciones precedentes. [7]
La justicia natural es una teoría elaborada por el hombre; no es una realidad. En la naturaleza, la justicia es puramente teórica, totalmente ficticia. La naturaleza sólo proporciona una clase de justicia —la adaptación inevitable de los resultados a las causas. [8]
Por medio del estudio de la ciencia, la razón puede conducir, a través de la naturaleza, hacia una Causa Primera. [9]
La distinción vital entre las causas primeras y las causas segundas reside en el hecho de que las causas primeras producen unos efectos originales que están libres de la herencia de cualquier factor derivado de toda causalidad anterior. [10]
Sólo la infinidad puede revelar finalmente al Infinito; la causa nunca puede ser plenamente comprendida por un análisis de los efectos; el Dios vivo es inconmensurablemente más grande que la suma total de la creación que ha surgido a la existencia como resultado de los actos creativos de su libre albedrío sin trabas. [11] Las causas universales no pueden ser inferiores a los efectos universales. [12] Los orígenes finitos son útiles, pero sólo las causas divinas revelan los efectos finales. [13]