Jesús pidió a sus discípulos a no inquietarse por la hambruna o los terremotos; ni tampoco preocuparse cuando fueran entregados a las autoridades civiles y fuerab perseguidos a causa del evangelio. [1] El hambre devolvió el sentido al hijo pródigo de la parábola. [2] Al hombre se le enseñó a prever los peligros de la escasez que diezmaba periódicamente al mundo. [3]