Acerca del peligro Jesús decidió ejercer una vigilancia normal sobre su seguridad física, y tomar precauciones razonables para evitar el fin prematuro de su carrera en la carne, pero decidió abstenerse de toda intervención superhumana. [1]
Jesús previno a sus apóstoles a no exponerse innecesariamente al peligro cuando él fuera arrestado, explicándoles que era indispensable que ellos se quedaran para dar testimonio del evangelio cuando él no estuviera. [2]
Pentecostés dotó al hombre mortal del poder de perdonar las ofensas personales, de conservar la dulzura en medio de las peores injusticias, de permanecer impasible ante unos peligros aterradores, y de desafiar los males del odio y de la ira mediante los actos intrépidos del amor y la indulgencia. [3]