El Padre aborrece la hipocresía en todas sus formas. [1]
Cuidado con la levadura de los fariseos, hipocresía nacida del prejuicio y alimentada en la esclavitud tradicional, porque todo será revelado a su debido tiempo. [2]
El Sanedrín es desleal a las verdades que profesa, rechaza la nueva luz que se ofrece y busca la destrucción de quienes predican el evangelio del reino. [3]
El pecado de los gobernantes es decir lo que es bueno pero no hacerlo, como lo ejemplifica el hecho de que imponen cargas pesadas al pueblo sin ayudarlo a soportar el peso. [4]