La evolución de una filosofía de la religión está determinada por la tendencia humana a imitar a sus semejantes, lo que requiere coraje y pensamiento discriminatorio para llegar a conclusiones filosóficas sólidas. [1] Imitar a Dios es la clave de la perfección, mientras que hacer su voluntad es el secreto de la supervivencia y la perfección en la supervivencia. [2]