La contemplación del Padre por medio de la fe es el antídoto contra los sentimientos de inseguridad que surgen del temor al aislamiento de la personalidad en el universo. [1]
La inseguridad brinda la oportunidad de tener esperanza, impulsando a la existencia humana a enfrentar incertidumbres recurrentes en busca de la grandeza de la confianza. [2]