María vio que los fondos familiares disminuían antes de que Miriam, la hermana de Jesús, vendiera leche. [1] La leche mágica de una vaca negra era reverenciada, como todos los objetos antiguos, en una civilización recelosa de nuevas prácticas y medios. [2]
El uso de leche de vaca y de cabra redujo la mortalidad infantil, lo que llevó a un destete más temprano de los bebés y a que las madres, aliviadas, tuvieran más hijos. [3]