Hap, el asistente del Príncipe Planetario, enseñó a los dalamatianos los siete cánticos del culto y también les dio la frase de alabanza diaria; luego les enseñó finalmente «la oración del Padre», que decía: [1]
«Padre de todos, cuyo Hijo honramos, míranos con favor. Líbranos del temor a todo, salvo a ti mismo. Haz que seamos una satisfacción para nuestros divinos maestros y pon siempre la verdad en nuestros labios. Líbranos de la violencia y de la ira; danos respeto por nuestros ancianos y por lo que pertenece a nuestro prójimo. Danos en esta época verdes pastos y rebaños abundantes para alegrarnos el corazón. Rogamos para que llegue pronto el mejorador prometido, y queremos hacer tu voluntad en este mundo al igual que otros la hacen en los mundos lejanos.».