Los hombres tampoco encienden una luz para ponerla debajo de un almud, sino en un candelero; y da luz a todos los que están en la casa. [1] En el siglo veinte se siguen encendiendo cirios en las cámaras mortuorias, y los hombres continúan velando a los muertos. [2] En el siglo veinte se siguen encendiendo cirios como parte del ritual de muchos servicios religiosos, restos del antiguo culto al fuego. [3]