Los apóstoles seleccionaron a Matías echándolo a suertes. [1] Echarlo a suertes quizás sea una manera útil de resolver muchas dificultades menores, pero no es un método destinado a descubrir la voluntad divina. [2] Los romanos se apoderaron en su totalidad de la cultura griega, sustituyendo el gobierno echado a suertes por un gobierno representativo. [3]
Las supervivencias modernas de esta tendencia chamánica a echarlo a suertes no sólo se encuentran en los numerosos juegos de azar sino también en juegos infantiles. [4] Los soldados se dividieron la ropa de Jesús echándola a suertes. [5]