Las limitaciones del entorno, ni siquiera en un mundo aislado, tampoco pueden frustrar los logros personales del mortal individual; Jesús de Nazaret, como hombre entre los hombres, alcanzó personalmente el estado de luz y de vida en Urantia hace más de mil novecientos años. [1]
Las almas divinamente regadas son casi independientes del entorno material en lo que se refiere a las alegrías de la vida y a las satisfacciones de la existencia terrenal. [2] Los Portadores de Vida manipularon el ambiente para eliminar las cepas prehumanas inferiores. [3]
No puede haber ningún obstáculo debido a la herencia humana, ni ninguna privación causada por el entorno mortal, que la carrera morontial no compense plenamente y elimine por completo. [4] La salud física, el temperamento heredado y el entorno social influyen notablemente sobre la experiencia religiosa. [5] Los Serafines, los Controladores Físicos Maestros y los intermedios manipulan el entorno terrestre. [6]
Los mortales pueden diferir enormemente en sus capacidades innatas y en sus dones intelectuales, pueden disfrutar de entornos excepcionalmente favorables para el avance social y el progreso moral, o pueden sufrir la carencia de casi toda ayuda humana para cultivarse y avanzar en las artes de la civilización. [7] Pero el progreso espiritual está abierto a todos independientemente del entorno. [8]