Venid a Jesús todos los que trabajáis, y hallaréis descanso para vuestras almas. [1] La parábola de los obreros de la viña ilustra la naturaleza generosa y justa del reino de los cielos. [2] Orad siempre para que haya más obreros para el reino, dispuestos a decir: «Heme aquí, envíame», mediante la devoción consagrada y la adoración diaria. [3] El obrero es digno de su salario, pues va proclamando la paz en la tierra y la buena voluntad entre los hombres. [4]