El Padre y el Hijo buscan a los que están perdidos, empleando todas las influencias en esfuerzos diligentes para encontrar a los que necesitan la salvación. [1] Jesús introdujo el concepto de un Dios que busca activamente a los pecadores, encontrando alegría en su retorno a la casa del Padre. [2] Jesús y Ganid experimentaron la suprema satisfacción del servicio humano al devolverle un niño perdido a su madre angustiada en Roma. [3] Jesús vino a buscar y salvar a los perdidos, declarando la salvación para todos. [4] Buscar a alguien que no está perdido distrae de la verdadera búsqueda del reino interior. [5]
La moneda perdida fue buscada diligentemente y encontrada con alegría. [6] Dios busca a la oveja perdida, tal como el buen pastor busca a la que se extravía. [7] El hijo perdido regresó a casa con su padre, quien lo recibió con los brazos abiertos y gran alegría. [8]