Autor: William S. Sadler, Jr.
Por muy grande que sea el universo maestro, tiene límites. Hay un último borde. El último nivel espacial sí tiene un fin (en alguna parte) Si se da el tiempo suficiente se alcanzará este límite y, en la eternidad, podemos estar seguros de que habrá «tiempo suficiente». El universo maestro tiene un tamaño extraordinario, y le llevará un lapso considerable de tiempo terminar su crecimiento. Pero en algún lugar de las regiones remotas del espacio exterior tiene un fin, y el crecimiento en expansión alcanzará finalmente las regiones más lejanas y por último llegará a ese fin.
La terminación del universo maestro nos enfrenta con la segunda gran síntesis. Para refrescarnos la memoria, volvamos a considerar el primer ciclo de tesis, antítesis y síntesis: la primera tesis fue el reto de la creación central perfecta; la primera antítesis fue la imperfección original de los siete superuniversos; la primera síntesis tuvo lugar cuando los superuniversos consiguieron el estatus perfeccionado de luz y vida y alcanzaron la coordinación finita con la creación central perfecta. Esta síntesis se reflejó en los niveles de la deidad con la emergencia final del Ser Supremo. En el Ser Supremo, una persona espiritual (Dios Supremo) se unió con el poder soberano evolucionado y experiencial (del Todopoderoso) que surgía de las creaciones del espacio y el tiempo. Esta es la terminación de la síntesis de poder y personalidad en relación con la realidad finita total. (Vean el Apéndice VII., § 4. Crecimiento del Supremo: crecimiento en la era actual.)
Con la aparición del Supremo, puede formarse de hecho una nueva trinidad. Debido a la formación de esta nueva trinidad, la primera síntesis se convierte en la segunda tesis. Esta segunda tesis es la primera Trinidad experiencial, que actúa desde la nueva base de poder del nuevo universo nuclear (el gran universo) y alcanza las creaciones del espacio exterior junto con una hueste de creadores concurrentes y criaturas cooperantes. La segunda antítesis consiste en los universos citoplasmáticos del espacio exterior. Son las creaciones pos-Supremo de los cuatro niveles del espacio exterior, y la naturaleza de estas creaciones es bastante distinta a cualquier cosa que haya aparecido en toda la creación maestra. (Vean el Apéndice VII., § 6. Crecimiento pos-Supremo.)
Segunda síntesis. La terminación final de todo el universo maestro es el triunfo de la primera Trinidad experiencial. La Trinidad del Paraíso podría haber producido un universo existencial del tamaño de la creación maestra, pero ¿con qué propósito? Esto no habría sido nada más que otro Havona, solo que a escala mucho mayor. Una creación tan enorme de perfección inherente probablemente no habría añadido nada a la calidad de la divinidad existencial real, sino simplemente más cantidad. La Trinidad del Paraíso no hizo esto; Havona debe haber sido diseñada para ser lo bastante grande como para servir de modelo adecuado a todos los universos posteriores. Esta restricción cuantitativa por parte de la Trinidad del Paraíso hace posible la aparición y colaboración de la primera Trinidad experiencial, en virtud de la cual el universo maestro está organizado y establecido como una creación experiencial; no como un duplicado de Havona, sino como algo nuevo y diferente.
La terminación del universo maestro se debe al éxito de los esfuerzos de la primera Trinidad experiencial para lograr la unificación de la deidad, para convertirse en una realidad de deidad unificada como la Trinidad del Paraíso. La Trinidad Última fue una realidad calificada (una realidad parcial, o incompleta) incluso antes de la emergencia del Ser Supremo. Se convirtió en una realidad objetiva cuando terminó la emergencia completa del Ser Supremo. Y ahora, con la terminación del gran universo, ha alcanzado la síntesis final del poder y la personalidad y se ha convertido en una realidad completamente unificada. Esta Trinidad experiencial ha logrado su destino. (Vean el Apéndice XIX., § 5. Las evoluciones de las trinidades experienciales.)
Con la terminación de todo el universo maestro, y con la unificación de la Trinidad Última, se hace posible la segunda síntesis. Esto significa la unificación del gran universo nuclear con los universos citoplasmáticos exteriores. Esta síntesis se refleja en los niveles de la deidad en la emergencia final de Dios Último, el soberano experiencial de la creación maestra.
Durante el largo momento de crecimiento del universo maestro, Dios Último ha estado emergiendo lentamente desde el estatus de una Deidad incognoscible e incompleta hasta el estatus de una Deidad cognoscible y experiencialmente completa. Los mortales han sido conscientes del desafío del Último desde que entraron en el cuerpo de los finalitarios. Tras el logro del Supremo, el Último se convierte en la búsqueda de la Deidad experiencial de los finalitarios (y del resto de seres en crecimiento) Desde el punto de vista de las magnitudes temporales relativas, el Supremo se puede alcanzar con bastante rapidez; el Último toma mucho más tiempo.
Si recordamos nuestra consideración de las magnitudes del universo maestro (nuestros conceptos simbólicos de la «pelota de tenis» al comienzo, y de la Luna al final), entonces podemos decir que se necesita la magnitud de lo primero para que se complete el Supremo, y la magnitud de lo último para que se complete el Último. Desde el punto de vista del tiempo relativo, el Supremo emerge bastante rápido, en cuestión de más o menos una «hora» en la escala de la eternidad; el Último necesita un poco más de tiempo. Si dijéramos que los superuniversos necesitaron tanto como una «hora de la eternidad» para lograr la perfección, entonces estimamos por comparación que el universo maestro requeriría de una respetable cantidad de tiempo, respetable incluso para los estándares del eterno Havona.
Dios Último es la segunda Deidad experiencial. Lo que el Supremo es para el crecimiento finito, el Último lo es para el crecimiento absonito. Lo que el Supremo personaliza (unifica) en poder en términos del gran universo, el Último lo personaliza en poder respecto a todo el universo maestro. Así como el Supremo simboliza (personifica) la Trinidad del Paraíso para las criaturas finitas, el Último simboliza la Trinidad del Paraíso para los seres absonitos. Pero el Último es más que una Deidad supersuprema; el Último no es sólo cuantitativamente más grande que el Supremo, sino también cualitativamente más complejo.
Así como el Supremo es ubicuo (presente en muchas partes), el Último es omnipresente (presente en todas partes) El Supremo es verdaderamente todopoderoso, el Último es omnipotente. La conciencia de la reflectividad del Supremo contrasta con la omnisciencia del Último. La capacidad del Supremo de correlacionar y totalizar la presciencia podría contrastarse también con la omnisciencia del Último. Dentro de los confines del universo maestro, el Último es verdaderamente omnipresente, omnipotente y omnisciente.
Parece razonable asumir que ninguna criatura encontrará al Último hasta que todas las criaturas le encuentren; esto es lo que se nos ha dicho acerca del Supremo. Pero, cuando encontremos al Último, podremos comprenderle. Y, con esa comprensión, podremos también comprehender al Padre como Último. Este debe ser el fin de la búsqueda absonita del Padre Universal. (Vean el Apéndice XVIII., La naturaleza de Dios Último.)
Deidad última. Con la emergencia de Dios Último, hemos alcanzado finalmente la terminación del séptimo nivel de la función de la Deidad Total. Este es el nivel creativo final. Hemos estudiado la Deidad estática, la Deidad potencial y la Deidad asociativa. Hemos considerado la manera en que Dios deseó cambiar desde la quietud y la tranquilidad hacia la elaboración de un plan para la acción, y después hasta la ejecución de ese plan, que dio como resultado la aparición del Hijo y del Paraíso, y más adelante del Espíritu y de Havona. Después estudiamos la Deidad creativa; los Dioses extraen de las reservas infinitas de los Absolutos de potencialidad, de donde los nuevos universos pos-Havona están surgiendo. Después de esto, estudiamos la Deidad evolutiva; tanto el Ser Supremo como Dios Séptuple evolucionan (cambian y crecen) con el paso del tiempo y la participación en la experiencia. Y, por último, consideramos el sexto nivel de la función de la Deidad Total, el nivel supremo. En este nivel existe una interacción entre la Trinidad del Paraíso, el Supremo y el Séptuple, que actúan en y sobre el nivel finito como la Supremacía de la Deidad. (Vean el resumen.)
Ahora, en nuestro estudio de la segunda síntesis, observamos a la Deidad que trabaja en el séptimo nivel, el nivel de la Ultimidad de la Deidad. Este es el nivel de la interacción de las dos trinidades (existencial y primera experiencial) en asociación con Dios Último. Este es el nivel creativo final, donde la Deidad es omnipotente, omnisciente y omnipresente. (Vean el Apéndice XVIII., § 7. La Ultimidad de la Deidad.)
Recapitulemos: la Deidad actúa en tres niveles precreativos (estático, potencial y asociativo) Después la Deidad actúa en dos niveles de acción en curso (creativo y evolutivo) A estos le siguen dos niveles entrantes y en consolidación (supremo y último) La síntesis final de la personalidad y el poder (unificación experiencial) en estos dos últimos niveles se logra mediante el Supremo y el Último. (Vean el Apéndice VI., Las eras universales y los niveles de la función de la Deidad Total.)
La terminación y unificación del universo maestro, desde Havona hasta el último nivel espacial exterior, ofrece una perspectiva asombrosa. ¡El universo maestro es muy grande! No obstante, intentemos inspeccionar la creación maestra terminada, comenzando con los universos interiores y dirigiéndonos hacia fuera.
El universo central. Ahora la creación central debería comenzar a correlacionarse con los universos pos-Havona, en alguna parte cerca de todo su potencial. El universo divino contiene mucho que es superfinito, y parte de esos significados y valores deberían coordinarse funcionalmente con el universo maestro, hacia el final de la Sexta Era. La emergencia final del Último parece señalar la terminación, el final de todo crecimiento experiencial de naturaleza absonita; esto debe significar el comienzo del crecimiento pos-absonito (pos-último) Ese crecimiento pos-último debe ser superúltimo, y los superúltimos son absolutos (o, como mínimo, coabsolutos o asociable-absolutos)
RESUMEN: LOS SIETE NIVELES DE LA FUNCIÓN DE LA DEIDAD TOTAL
- I. NIVELES PRECREATIVOS. Puesto que estos niveles son precreativos, están ocupados en origen por la Deidad existencial antes de la organización del universo maestro. Los niveles asociativo y potencial están penetrados más adelante por la Deidad experiencial, el Supremo y el Último. (Vean el Segundo Prólogo, sección 2, con nuestro estudio original de estos tres niveles.)
- (1) EL NIVEL ESTÁTICO. Aquí, la Deidad está tranquila e inmóvil. Todavía no se han hecho planes. Dios es autoexistente y autocontenido. ¡Dios es!
- (2) EL NIVEL POTENCIAL. Aquí Dios ha comenzado a hacer planes, y estos planes se convierten consiguientemente en posibilidades, en potenciales. Aquí nos encontramos con los Absolutos de potencialidad.
- (3) EL NIVEL ASOCIATIVO. Aquí Dios ha unificado a los dos Absolutos (Calificado e Incalificado) en el Absoluto Universal. También ha unificado a toda la Deidad en la Trinidad del Paraíso.
- II. NIVELES SALIENTES. Estos niveles se designan como salientes, pues debido a ellos la Deidad es expansiva y distributiva. Aquí la Deidad se revela a las criaturas, y de ahí en adelante se identifica con las criaturas, se asocia con ellas.
- _(4) EL NIVEL CREATIVO. En este nivel, la Deidad comienza a utilizar los Absolutos de potencialidad al traer a la existencia nuevas cosas y nuevos seres. La expresión original de la Deidad creativa es Dios Séptuple _(Vean el Chapter I., Sec. 2. Dios Séptuple: Deidad creativa.)
- (5) EL NIVEL EVOLUTIVO. En este nivel encontramos la creatividad unida al tiempo, creatividad en la que pueden participar incluso las criaturas. En este nivel, incluso la Deidad evoluciona. (Vean el Chapter II., Sec. 2. Dios Séptuple: Deidad evolutiva.)
- III. NIVELES ENTRANTES. Estos niveles se designan como entrantes, pues debido a ellos la Deidad consolida y unifica todo lo que ha tenido lugar. La primera consolidación se hace en los niveles finitos; la segunda, en los niveles absonitos.
- (6) EL NIVEL SUPREMO. Este es el nivel de la Deidad en relación con lo finito. En este nivel la Deidad consolida todas las actividades de lo finito y las unifica en el Supremo. (Vean el Chapter III., Sec. 1. La emergencia del Ser Supremo.)
- (7) EL NIVEL ÚLTIMO. Este es el nivel de la Deidad en relación con lo absonito. En este nivel, la Deidad consolida todas las actividades de lo absonito y las unifica en el Último. (Vean la sección anterior).
(Vean el Apéndice VI., Las eras universales y los niveles de la función de la Deidad Total.)
Creemos que este desarrollo abrirá ciertas fases de la vida de Havona que han sido impenetrables hasta la fecha para los seres experienciales, fases que son los aspectos pos-últimos de la vida de Havona. Se nos informa de que la vida en el universo central se extiende en un rango que va desde el nivel finito de existencia hasta el nivel absoluto. Una cosa es cierta: no hay desarrollo dentro del universo maestro (o fuera de él) que pueda superar las capacidades y las funciones del universo modelo, la creación central y divina. (Vean el Apéndice IV., § 4-C. Havona en las eras pos-Supremo.)
El gran universo. El gran universo probablemente continúe bajo el gobierno del Supremo, y bajo la supersoberanía del Último. Los superuniversos están atravesando por segunda vez las barreras experienciales del crecimiento.
El primer gran avance se dio cuando emergió el Ser Supremo, cuando el crecimiento absonito se superpuso a las limitaciones finitas del estatus establecido de luz y vida. El segundo gran avance está teniendo lugar en conexión con la emergencia final del Último, cuando los potenciales pos-últimos se superponen a las limitaciones experienciales del crecimiento absonito terminado. Esto expone a los universos interiores a las posibilidades inconmensurables de la expansión coabsoluta.
¿Podemos siquiera imaginar cómo sería un planeta como Urantia en ese tiempo tan lejano? Consideremos un mundo habitado, un mundo que lleva tiempo establecido en la etapa final de luz y vida; consideremos este mundo en relación con un mundo muy primitivo. Los dos mundos están a una gran distancia en términos de civilización y cultura. Sugerimos que un mundo como el nuestro, en la etapa pos-última de desarrollo, estaría más lejos de un mundo en la etapa final de luz y vida que lo que ese mundo establecido estaría en relación con un planeta primitivo en los tiempos de las cavernas. ¡Un mundo pos-último habitado está simplemente más allá de nuestra imaginación!
El universo maestro está unido ahora bajo la soberanía experiencial del Último. Este soberano absonito unifica completa y totalmente este extenso dominio, desde los circuitos más interiores de la creación central hasta los niveles espaciales más exteriores, desde el circuito del Padre en las regiones próximas al Paraíso hasta la periferia exterior del cuarto nivel espacial (este es también el dominio funcional de la primera Trinidad experiencial).
Los universos exteriores están experimentando el primer gran avance en lo que respecta a los límites del crecimiento experiencial, la trascendencia de los límites de crecimiento absonitos. Así, todo el universo maestro permanece en el borde del crecimiento pos-último, y este desarrollo del universo maestro es muy probable que complete la historia de la creación.
Los Arquitectos Maestros han cumplido con su función como planificadores universales. Son programas vivos de todo el universo maestro, las personificaciones eternas de todo el plan de Dios para toda la creación maestra. Ahora este plan se ha consumado (se ha hecho realidad), los Arquitectos han cumplido con su función asignada como planificadores universales. Pero vamos a plantear una pregunta: ¿también han cumplido con su función en lo que respecta al crecimiento interno e intensivo del universo maestro en los niveles pos-últimos? En otras palabras: aunque los Arquitectos han fomentado el desarrollo de la creación maestra a través de los niveles supremos (finitos) y últimos (absonitos) de crecimiento, todavía quedan posibilidades de naturaleza suprema-última que parecen no haberse hecho realidad, incluso al final de la Sexta Era del Universo.
Podríamos considerar que nuestro estudio del universo maestro ha alcanzado su conclusión lógica en este punto de nuestra investigación de los acontecimientos del futuro lejano. Desde luego, nuestro estudio del crecimiento en expansión del universo maestro ha llegado a su fin. Pero este no es el final de la historia en lo que respecta al crecimiento interno e intensivo. Como ya hemos aprendido, la terminación con éxito de una síntesis mayor ha demostrado ser el comienzo de la transformación de esa síntesis terminada en una nueva tesis.
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Hemos seguido el crecimiento del universo maestro a través de la lejanía de las cuatro eras pos-Supremo: tercera, cuarta, quinta y sexta. Vayamos más allá del final de la Sexta Era del Universo; más lejos incluso, hacia el futuro aún más lejano, para ver lo que podemos saber acerca del universo maestro en la era pos-Último.