Durante el exilio en Babilonia, los sacerdotes prepararon su nuevo relato sobre las relaciones supuestamente milagrosas entre Dios y los hebreos, la historia sagrada de Israel tal como figura en el Antiguo Testamento. Luego destruyeron de manera cuidadosa y por completo los archivos existentes de los asuntos hebreos —los libros tales como «Los Actos de los reyes de Israel» y «Los Actos de los reyes de Judá», así como otros diversos documentos más o menos precisos de la historia hebrea. [1]