Existen diversos grados de deslealtad: la lealtad parcial debida a la indecisión; la lealtad dividida debida a los conflictos; la lealtad moribunda debida a la indiferencia y la muerte de la lealtad, que se manifiesta en la consagración a los ideales impíos. [1]
De todas las formas del mal, ninguna tiene un efecto más destructivo sobre la condición de la personalidad que la traición al deber y la deslealtad hacia unos amigos confiados. [2]