La muerte natural sólo se volvió lógica para la mente primitiva gracias al concepto del pecado. El pecado era la transgresión del tabú, y la muerte era el castigo del pecado. [1] Se tenía miedo a la muerte porque la muerte significaba que otro fantasma se había liberado de su cuerpo físico. [2]
Habitualmente destruían la casa donde se había producido una defunción; si no lo hacían, siempre la esquivaban, y este miedo impidió que el hombre primitivo construyera viviendas duraderas. [3] La muerte se añadió a la larga lista de fenómenos inexplicados. [4]
Los chamanes creían que los espíritus causaban las enfermedades atrayendo el alma fuera del cuerpo y si ésta no regresaba, se producía la muerte.También creían que era a causa de la brujería siendo necesario ejecutar entonces a la bruja responsable. [5]
El Ajustador parte hacia Divinington después de la destrucción de los circuitos mentales. [6] Los mortales avanzados están exentos de la muerte y son trasladados directamente de la vida en la carne a la existencia morontial. [7] Cuando terminamos nuestra carrera terrestre, nuestro cuerpo se queda en el planeta de nuestro nacimiento. [8]
Después de nuestra muerte, nuestra identidad y la entidad morontial del alma son fielmente conservados por el guardián del destino, es decir, nuestro yo real excepto la identidad de la existencia continua, el Ajustador, y la realidad de la personalidad. [9] Sería decididamente beneficioso que los mortales pudiéramos aprender a considerar la muerte natural con un poco más de alegría y desenfado. [10]
Es fácil morir en el campo de batalla cuando la presencia de nuestros camaradas de combate fortalece nuestra valentía, pero se requiere una valentía superior para dar la vida con serenidad y en solitario por el amor de una verdad guardada en nuestro corazón. [11]
Para la conciencia mortal no transcurre ningún período de tiempo tras la muerte; la resurrección a la vida sigue instantáneamente al sueño de la muerte. [12] No hay existe la muerte en el Paraíso ni ningún sueño de transición. [13]
La muerte ocurre cuando la mente deja de funcionar como mecanismo inteligente, aproximadamente en el momento en que las energías medibles del cerebro detienen sus pulsaciones rítmicas vitales. [14]
El guardián del destino procede hacia el primer mundo de las mansiones en cuanto desaparece la luz piloto en la mente humana, la luminosidad espiritual que los serafines asocian a la presencia del Ajustador. [15] El fenómeno reflexivo puede ocurrir justo antes de la muerte física y la mente humana ser capaz de visualizar algo del ángel guardián. [16]
Cuando traspasamos la puerta de la muerte estamos en la presencia inmediata del juicio, frente a frente con los hechos de una nueva dispensación de servicio en el plan eterno del Padre infinito. [17]
Entre el momento de la muerte planetaria, o traslado, y la resurrección en el mundo de las mansiones, el hombre mortal no gana absolutamente nada, aparte de experimentar el hecho de la supervivencia. [18] La muerte sólo es el comienzo de una carrera de aventuras sin fin, de una vida perpetua de anticipaciones, de un eterno viaje de descubrimientos. [19] La muerte es, generalmente, una parte de la vida. [20] La muerte física es una técnica para escapar de la vida material en la carne. [21]
La segunda venida de Miguel a la Tierra es un acontecimiento con un enorme valor sentimental pero no tiene una importancia inmediata porque la muerte precipita al hombre a eventos que conducen al mismo Jesús. [22]
Si el hombre mortal rechaza la supervivencia, si el Ajustador y los Serafines están de acuerdo, y si los Censores y sus asociados reflectantes verifixan estas conclusiones, los gobernantes de Orvonton ordenan la muerte espiritual o definitiva. [23] El Ajustador siempre se dirige al seno del Padre después de la muerte. [24] El Ajustador es liberado tras el rechazo de la supervivencia de su mortal asociado; la labor de los serafines de todos modos permanece. [25]
La muerte inevitable sólo puede producirse cuando los conceptos del yo se atreven a reemplazar por completo el poder dominante del núcleo espiritual central, trastornando así el plan cósmico de la identidad de la personalidad. [26]
Cuando una personalidad no es salvable el ángel guardián responde al llamamiento dispensacional, pero el Ajustador no responde, y eso representa el cese de la existencia de la criatura. [27] Jesús advirtió sobre la condena espiritual a los principales sacerdotes y los jefes religiosos de su tiempo. [28] El destino final del hombre no se decide hasta que ha perdido el poder de elegir la voluntad del Padre. [29]
Véase también: LU 49:6; LU 55:2.