Los Ajustadores son los obreros vigilantes que pilotan la mente humana consciente de Dios, alejándola de los escollos del mal mientras guían hábilmente el alma evolutiva del hombre hacia los puertos divinos de la perfección en las costas eternas y lejanas. [1]
Casi todo ser humano tiene alguna cosa a la que se aferra como a un mal favorito, y tiene que renunciar a ella como parte del precio de admisión en el reino de los cielos. [2]
Aunque la religión produce el crecimiento de los significados y el realce de los valores, cuando las evaluaciones puramente personales son elevadas a unos niveles absolutos, el resultado siempre es un mal. [3] Cano le aseguró a Eva que las personas con buenos motivos no podían hacer ninguna maldad. [4]
Los Dioses no crean el mal ni permiten el pecado y la rebelión. El mal potencial existe en el tiempo en un universo que contiene niveles diferenciales de significados y de valores sobre la perfección. [5]
Las preferencias y las aversiones humanas no son las que determinan el bien y el mal; los valores morales no tienen su origen en la satisfacción de los deseos o en las frustraciones emocionales. [6] La naturaleza humana puede tender hacia el mal, pero no es pecaminosa de manera inherente. [7]
Un placer aislado y puramente egoísta puede connotar una verdadera desvalorización de los significados, un disfrute sin sentido que linda con el mal relativo. [8] Lo más destructivo del estado de la personalidad es la traición y la deslealtad a los amigos confiados. [9] El conocimiento parcial es potencialmente maldad. [10]
Tres formas de resistir el mal: [11]
Los que evitan el mal viendo las cosas tal como son, consiguen la alegría al abrazar así la verdad. [12] No luches al mal con sus propias armas. [13] No hagas a los demás lo que tú no te habrías hecho a ti mismo. [14] No temas la resistencia del mal. [15] No te preocupes por los malhechores. [16] La amistad es un seguro eficaz contra el mal. [17] Jesús dijo a sus discípulos que no podían detenerse; que tenían que progresar en rectitud o retroceder hacia el mal y el pecado. [18] Hay que aborrer el mal y amar el bien. [19] El amor a la verdad es necesario para la victoria sobre el mal. [20] La meditación sobre Dios y la unión con él producen la liberación de las ilusiones del mal y la salvación última de todas las trabas materiales. [21]
Cuando Jesús dijo: «No resistáis al mal», explicó más adelante que no quería decir que excusara el pecado o que aconsejara fraternizar con la iniquidad. Intentaba más bien enseñar a perdonar, a «no resistirse a los malos tratos contra nuestra personalidad, al perjuicio dañino contra nuestros sentimientos de dignidad personal». [22] Hay que afirmar el dominio sobre el mal mediante el poder de la bondad. [23] En Uversa se enseñan 48 razones para permitir que el mal siga plenamente el curso de su propia ruina moral y extinción espiritual. [24] La oración moviliza el alma para resistir el mal. [25]
No es un deber, sino que es más bien nuestro elevado privilegio el purificarnos de todos los males de la mente y del cuerpo, mientras buscamos la perfección en el amor de Dios. [26] Al observar el mundo, debemos recordad que las manchas oscuras de maldad que vemos resaltan sobre un fondo blanco de bondad última. [27]
Sócrates y sus sucesores, Platón y Aristóteles, enseñaron que la virtud es el conocimiento, que la bondad es la salud del alma, que es mejor sufrir la injusticia que ser culpable de ella, que es un error devolver mal por mal, y que los dioses son sabios y buenos. [28] El mal es inherente al orden natural de este mundo. Un renacimiento espiritual es esencial para la liberación del mal. [29] Cuando no hay ninguna puerta abierta para recibir al mal, no existe ninguna oportunidad para albergar el pecado. [30]
El mal es la elección inmadura y el paso en falso irreflexivo de los que se resisten a la bondad, rechazan la belleza y traicionan la verdad. El mal sólo es la inadaptación de la inmadurez o la influencia desintegradora y deformadora de la ignorancia. El mal es la inevitable oscuridad que sigue de cerca al rechazo imprudente de la luz. El mal es lo tenebroso y lo falso; cuando se abraza conscientemente y se aprueba voluntariamente, se convierte en pecado. [31] El mal representa la manera equivocada de conseguir unos fines justos, porque se aparta del camino recto, del plan divino. [32] Sólo el pecado es una resistencia gravitatoria aislada y nociva en los niveles mentales y espirituales. [33] Lo que da origen al mal y al pecado es el mal uso, la deformación y la desnaturalización de lo finito. [34] El mal es igualmente la medida de la imperfección con que se obedece a la voluntad del Padre». [35] El mal es inevitable si la criatura ha de ser libre. [36] El mal no diluido, el error completo, el pecado deliberado y la iniquidad rematada son inherente y automáticamente autodestructivos. [37] El mal se origina en la imperfección. [38] El mal es una comprensión parcial de las realidades del universo, o una inadaptación a ellas. [39] El mal es una creatividad parcial que tiende hacia la desintegración y la destrucción final. [40] El hombre es lento en percibir que la perfección y la imperfección contrapuestas producen el mal potencial. [41] El mal potencial es el alejamiento de la divinidad. [42] Es malo ver un pecado donde no lo hay, y no verlo donde sí lo hay. [43] El mal, ya sea real o potencial, es un estimulante de la elección entre la verdad y el error, el bien y el mal, el pecado y la rectitud. [44]
El error indica una falta de agudeza intelectual; el mal, una deficiencia de sabiduría; el pecado, una pobreza espiritual abyecta; pero la iniquidad indica que el control de la personalidad está desapareciendo. [45] El mal es una transgresión de la ley, no una violación de las reglas de conducta relacionadas con la vida, que es la ley. [46]
La oración de Jesús dice: líbranos del mal. [47] Jesús previno a los judíos contra elegir ser hijos de la maldad. [48] Jesús era un hombre de altos ideales, que aborrecía todo lo que sonara a impureza o tuviera sabor a mal. [49] Evitaba resaltar el mal prohibiéndolo, mientras que realzaba el bien ordenando su ejecución. [50] Jesús tenía poco que decir sobre los vicios sociales de su época; rara vez se refirió a la delincuencia moral. [51] La muerte de Jesús en la cruz ejemplifica un amor que es lo suficientemente fuerte y divino como para perdonar el pecado y absorber toda maldad. [52] Jesús de Nazaret se negó a hacer compromisos con el mal, y mucho menos a asociarse con el pecado. [53] Jesús decidió no servir al mal para que se pudiera suponer que la adoración de Dios provenía de ello. [54]
El buen esfuerzo de cada hombre beneficia a todos los hombres; el error o el mal de cada hombre aumenta las tribulaciones de todos los hombres. [55] La maldad procede de las contaminaciones del corazón. [56]
Cierto sentido de la proporción también está implicado en el ejercicio de la virtud, porque se puede cometer el mal cuando se elige lo menor en lugar de lo mayor, a consecuencia de la deformación o del engaño. [57] Escapando del deber, quedamos bajo el control del mal. [58]
Aunque es demasiado cierto que el bien no puede provenir del mal para aquel que proyecta y que realiza el mal, es igualmente cierto que todas las cosas, incluyendo el mal, potencial o manifestado, trabajan juntas para el bien de todos los seres que conocen a Dios, aman hacer su voluntad y ascienden hacia el Paraíso de acuerdo con su plan eterno y su propósito divino. [59] El dolor y la aflicción siguen al camino del mal como el polvo sigue al viento. [60]
Incluso el malhechor disfruta de un período de gracia antes de que llegue la completa maduración de sus malas acciones; pero la plena cosecha de la maldad llega inevitablemente. [61]
Véase también: LU 130:1.5-6; LU 132:2.