Los mandamientos de Dios contra la mentira traen gran paz a quienes aman su ley. [1] Habla siempre la verdad con honestidad y franqueza, con sabiduría y discreción. [2] Pedro justificó su negación hasta que cantó el gallo. [3]
El sentido de la proporción es crucial en el ejercicio de la virtud, ya que la distorsión o el engaño pueden llevar a que se cometan actos malvados cuando se elige lo menor en lugar de lo mayor, influenciado por la ignorancia, la inmadurez y el engaño. [4]
La ley es la vida misma, no un mero conjunto de reglas; el mal es una transgresión de la ley, no sólo una infracción de la conducta; la falsedad es una distorsión premeditada de la verdad, no meramente una técnica narrativa. [5]