En Palestina, el pensamiento humano estaba tan controlado por los sacerdotes y tan dirigido por las escrituras, que la filosofía y la estética estaban totalmente sumergidas en la religión y la moralidad. [1]
Pero la moral, la ética y la filosofía griegas avanzaron enseguida mucho más allá del concepto teísta, y este desequilibrio entre el crecimiento intelectual y el desarrollo espiritual fue tan peligroso para Grecia como lo había sido para la India. [2]
La religión de Grecia, como experiencia personal, no logró seguir el mismo ritmo que la investigación intelectual de la naturaleza y de la realidad del cosmos. [3]
El estado ideal humano es aquél en el que la filosofía, la religión y la ciencia están soldadas en una unidad significativa gracias a la acción conjunta de la sabiduría, la fe y la experiencia. [4]
Cierto sentido de la proporción también está implicado en el ejercicio de la virtud, porque se puede cometer el mal cuando se elige lo menor en lugar de lo mayor, a consecuencia de la deformación o del engaño. [5] Hay un mayor crecimiento espiritual cuando los poderes físicos, mentales y espirituales están en equilibrio. [6] La lógica matemática, la razón mental y la fe espiritual pueden unificarse y coordinarse en el desarrollo de la personalidad. [7]