La creatividad puede ser espontánea y totalmente fortuita, o controlada, dirigida y constructiva. [1]
La libre creatividad contiene el potencial de la libre destructividad. Y cuando la creatividad se orienta hacia la destructividad, nos encontramos cara a cara con las devastaciones del mal y del pecado —opresiones, guerras y destrucciones. [2] En la hibridación entre razas cuando estos emparejamientos tienen lugar entre los estratos inferiores o más bajos, la creatividad disminuye. [3] La creatividad divina está caracterizada infaliblemente por la unidad. [4] La creatividad interior contribuye a ennoblecer el carácter mediante la integración de la personalidad y la unificación de la individualidad. [5] Todos los fenómenos pertenecientes a la creación reflejan unas actividades espirituales creadoras antecedentes. [6] Los Espíritus Reflectantes se crearon cuando los Espíritus Rectores lograron una perfecta sincronía con la Trinidad. [7]
«La voluntad es esa manifestación de la mente humana que permite a la conciencia subjetiva expresarse objetivamente y experimentar el fenómeno de aspirar a ser semejante a Dios». Es en este mismo sentido como todo ser humano reflexivo e inclinado hacia el espíritu puede volverse creativo. [8]