El cárcter es la acumulación capital de las decisiones personales iluminadas por la adoración sincera y el amor, y consumadas en el servicio fraternal. [1] Un carácter justo está constituido por la coordinación de ideas-decisiones, de losideales y de la verdad divina. [2]
Aquello que el hombre se lleva consigo como posesión de su personalidad son las consecuencias sobre su carácter de la experiencia de haber utilizado los circuitos mentales y espirituales del gran universo durante su ascensión al Paraíso. [3] El cárcter es definido como el amor por el servicio. [4] Un carácter fuerte consiste en la correlación de una ciencia basada en los hechos, de una filosofía moral y de una experiencia religiosa auténtica. [5]
Cierto grado de reconocimiento y cierta cantidad de aprecio son esenciales para el desarrollo del carácter humano. [6]
Un carácter fuerte, una personalidad con autoridad, sólo se puede adquirir convirtiendo el impulso natural de la vida en el arte social de vivir, transformando los deseos inmediatos en esos anhelos elevados. [7] He aquí la piedra angular de todo el sistema educativo: la adquisición del carácter mediante una experiencia iluminada. [8] Los Creadores forjan caracteres fuertes, nobles y experimentados en el yunque de la necesidad y el martillo de la angustia. [9]
La personalidad es básicamente invariable. Lo que cambia —lo que crece— es el carácter moral. Jesús nunca enseñó la formación del carácter; enseñó el crecimiento del carácter. [10] Una valentía llena de esperanza contribuye poderosamente a desarrollar en unos caracteres fuertes y nobles. [11] Jesús era la personalidad humana perfectamente unificada. Unifica la vida, ennoblece el carácter y simplifica la experiencia. [12]
Todo hombre debería asegurarse de que los cimientos intelectuales y morales de su carácter tengan tal solidez que sostengan adecuadamente la superestructura de su naturaleza espiritual que aumenta y se ennoblece. [13]
El matrimonio, con sus múltiples relaciones, es el que está mejor destinado a hacer surgir esos preciosos impulsos y esos motivos elevados que son indispensables para el desarrollo de un carácter fuerte. [14] El carácter se puede perfeccionar en asociación con Dios. [15] Los caracteres fuertes no se forman evitando hacer el mal, sino más bien haciendo realmente el bien. [16] Una demostración de habilidad especializada no significa que se posea capacidad espiritual. El ingenio no sustituye al verdadero carácter. [17]
La herencia yace en el fondo de todo carácter; pero una herencia ideal no lo es todo, la influencia de un ambiento inferior puede neutrlizar prácticamente esta herencia magnífica. [18]
La teoría muerta, incluso de las doctrinas religiosas más elevadas, no tiene poder para transformar el carácter humano. Lo que el mundo de hoy necesita es la verdad: «No solamente en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo». [19]
Pasar por la muerte no otorga un noble carácter por sí mismo. La verdadera religión no debría favorecer la indolencia moral ni la pereza espiritual fomentando esas vanas esperanzas. [20]
Tras la supervivencia a la muerte, la personalidad ascendente se rige en gran medida por los patrones de carácter heredados de su vida humana. [21] La honradez es la verdadera medida del dominio de sí mismo, del carácter. [22] Se necesita un carácter grande y noble para cambiar de opinión y retomar el camino recto después de haber empezado mal. [23]
La amabilidad constante de Jesús conmovía el corazón de los hombres, pero la firmeza de su fuerza de carácter asombraba a sus seguidores. [24]
El número siete es fundamental en el universo central y en el sistema espiritual de las transmisiones inherentes del carácter. [25]
Los discernidores secoráficos de espíritus y las Solemnidades de la Confianza son seres capaces de reflejar de manera infalible el verdadero carácter moral y espiritual de cualquier individuo sometido a una exposición focal. [26]