Existen 50.000 hechos que prueban que la evolución es incompatible con el azar. [1]
Los chamanes creían profundamente en la misión de la casualidad como reveladora de la voluntad de los espíritus; con frecuencia lo echaban a suertes para llegar a una decisión. [2]
El salvaje se esfuerza por personalizar todo lo que es intangible y abstracto, y así es como la naturaleza y la casualidad fueron personalizadas como fantasmas —espíritus— y más tarde como dioses. [3]
Continuar atribuyendo las cosas difíciles de comprender a las causas sobrenaturales no es más que una manera perezosa y cómoda de evitar todas las formas de esfuerzo intelectual. La suerte es simplemente un término acuñado para abarcar lo inexplicable. [4]
Véase también: LU 86:1.