La creciente utilización por los primates de sus manos contribuyó mucho al desarrollo de la capacidad inherente de su cerebro, pero aún no poseían una mente que se pudiera calificar realmente de humana. [1]
Los guardianes de la salud del gabinete del Príncipe Planetario intentaron introducir el apretón de manos para sustituir el intercambio de saliva o el beber la sangre como sello de amistad personal y símbolo de lealtad al grupo. [2]
En tiempos de Jesús se consideraba que comer sin lavarse las manos era una transgresión de la ley. Habían llegado a considerar que comer sin lavarse las manos era igual que comerciar con una prostituta. [3]
Muchos fariseos, especialmente los que estaban a favor de las enseñanzas de Jesús, sabían que sólo se lavaba las manos con fines higiénicos, y que detestaba estas prácticas puramente ceremoniales. [4]
Jesús curó a un hombre con la mano seca como protesta con las prácticas religiosas esclavizantes, como lo era el sábado judío. [5]